Lo mejor de la temporada 8 de ‘GOT’ fue su final

Spoiler GoT

Todo comenzó con una invitación a presenciar una ejecución, ahora que Bran Stark era lo suficientemente grande para acompañar a su padre.

Inició con una cena en la que George R.R Martin le preguntó a Daniel Brett Weiss y a David Benioff si podían adivinar la madre de Jon Snow. El origen de esta historia es, también, una Feria del libro en la que, más impulsado por una promoción que por interés en la fantasía, compré todos los libros de la saga de ‘Canción de fuego y hielo’.

No todo termina con el episodio de ayer. Pero la conclusión de ‘Game of Thrones’ es el cierre de uno de los capítulos más espectaculares de la televisión. La despedida a una serie que para muchos (como suele ocurrir con las historias en la pantalla chica) significó un viaje.

Y, en mi opinión personal, es una conclusión brillante que no me dejó dormir. Que me acompañará por un buen tiempo, con esa sensación de nostalgia que deja la última página de un buen libro.

Lo mejor de la temporada 8 de ‘Game of Thones’ fue su final.

El disgusto general

Si siguen conmigo hasta este párrafo, muchas gracias. En las últimas semanas he descubierto que las voces en contra del show son, usualmente, las primeras en abandonar la conversación. Aunque debo confesar que esta columna de opinión la escribo con la subjetividad de alguien que sigue perdiéndose en los recuerdos de ese último episodio, alguien enamorado de la franquicia. Pretendo dar argumentos, pero también estoy dispuesto a admitir que, al igual que Jon Snow, es posible que el amor suponga una suspensión del deber.

No voy a decir que el final de ‘Game of Thrones’ es el mejor de la televisión. Tampoco negaré las fallas de la temporada. Pero entre esa noche de insomnio que siguió a ‘The Iron Throne’, llegué a la conclusión de que no se me ocurría ningún final que estuviera a la altura de mis propias expectativas. Ese es un problema de una serie como la de HBO. Es una torre de Babilonia cuyo mayor pecado es construir momentos que son, de manera sencilla, más potentes que su conclusión.

Entonces, me pregunto ¿por qué mi mente no deja de llevarme al Trono de Hierro?, ¿de dónde proviene el sabor amargo que dejan los diálogos de los sobrevivientes? Es la misma sensación que tuve al ver la cabeza de Ned Stark caer en público o cuando terminé de leer la boda roja. Es el mismo sentimiento de ‘Game of Thrones’.

‘Game of Thrones’ se explica en su último episodio

Hay algo que amé de ‘The Iron Throne’ y es su capacidad por justificarse hasta la fecha. Por ejemplo, me encanta la conversación que Tyrion tiene con Jon en su prisión. Muchos estaban indignados el capítulo anterior ante la decisión de Daenerys de quemar Kings Landing, pero el enano nos confronta preguntándonos ¿cómo no lo vimos venir?, cerramos los ojos cuando la madre de dragones quemó a los esclavistas, a los nobles de Mereen, los Khals Dothraki, a Randyll y Dickon Tarly… ¿fuimos tan ingenuos como Tyrion al creer que podríamos guiar a la reina y ser cómplices? En este monólogo la locura tiránica de Daenerys se presenta como la única conclusión lógica.

Luego está el momento en el que Brienne completa la historia de Jaime Lannister en el libro blanco. En ocasiones previas, mencioné mi desprecio por la forma en la que el matarreyes fue eliminado en el capítulo pasado. Pero, cuando Brienne escribe la última línea afirmando que él “murió protegiendo a su reina”, algo en mí hizo clic. No había otra manera en la que él se fuera, el caballero de un cuento de hadas, que había caído en desgracia al abandonar su honor e incumplir la promesa de defender a su rey, cayó con el orgullo que nunca le fue concedido en vida. Brillante.

Hay otros momentos similares en este episodio. Se siente como si la serie intentara explicarse en su último episodio. Cada vez que reviso este capítulo me encuentro más de estas joyas.

Fotos de un libro de fantasía

No solo son las palabras las que me conmovieron en este último capítulo. La fotografía en ‘The Iron Throne’ es la mejor en toda la temporada y tiene algunas de mis escenas (en lo visual) favoritas de toda la serie.

Siento escalofríos al recordar la escena de la muerte de Daenerys. El gris de la roca, con el blanco de la nieve y ceniza. Luego la sombra de Drogon y su llamarada quemando el trono, mientras que el metal se derrite y recorre los escalones como sangre gris. Luego la silueta de Jon, diminuto, frente al dragón que lamenta la muerte de su madre. Por último, la imagen de la bestia volando hacía el horizonte, llevándose toda la pena de ese drama. De solo recordarlo, hay impulso enorme por intentar descifrar todos esos sentimientos.

Las tomas finales de los Stark. Sansa siendo coronada la Reina en el Norte, Tyrion y los señores discutiendo sobre el futuro del reino. Hay algo de mágico y trágico en Jon perdiéndose en los bosques del norte. El último de los Targaryen, la causa de la rebelión de Robert, el defensor de los reinos, amante y asesino de la liberadora de la Khaleesi del mundo, siendo tragado por el final del mundo.

Ir en contra del mundo

Game of Thrones

Antes mencioné que no se me ocurría ningún final que estuviera a la altura de mis fantasías. Pero ni siquiera las tardes en foros, rodeados de teorías y posibilidades me prepararon para el final de ‘Game of Thrones’. Porque, para defensa del episodio, debo decir que es el capítulo más fiel al espíritu de la historia de ‘Canción de fuego y hielo’ en la última temporada.

La clave de Martin siempre ha estado en subvertir las expectativas. En sorprender al lector (o espectador) yendo por un camino diferente cuando el viaje se ha puesto cómodo. De esto, hay mucho en el más reciente episodio de ‘Game of Thrones’. La muerte de Daenerys tiene una potencia que no esperaba. Una ironía cruel que parece digna de una historia como la de HBO. Jon, el caballero noble, obligado una vez más a enfrentarse al amor para defender el reino, actuando como un traidor en vez del héroe que siempre intentó ser. Cumpliendo el destino de todo bastardo (cuya naturaleza incluye en un cuchillo en la espalda), incluso si en realidad nunca lo fue.

O la elección de Bran como el nuevo Rey. La sola conferencia de señores tiene un tinte que raya entre lo cómico y dramático. La propuesta de Sam de un sistema democrático, siendo recibida con las burlas de los presentes, el discurso de Tyrion sobre la importancia de la historia y luego que el personaje menos esperado fuera el que terminara siendo monarca de los Seis Reinos. Hay algo cruel e irónico en que aquel que no levantó una sola espada o mató a alguien por cumplir una venganza sea el que se siente, al final, por encima de todos.

Epilogo

Es fácil enojarse con ‘Game of Thrones’ por no ir donde se quiere. Pero en esta ocasión creo que este elemento es lo que hace de este episodio algo inesperado y memorable. Una canción amarga sobre sueños que no se cumplen, héroes que no existen, disculpas que nunca fueron escuchadas y redención imposible.

Es el final de ‘Game of Thrones’. Y, ahora, nuestra guardia ha terminado.

Imágenes: HBO.

Jeffrey Ramos González

Jeffrey Ramos González

Mi papá quería que fuera abogado o futbolista. Pero en vez de estudiar o salir a la cancha, me quedé en la casa viendo 'Dragon Ball Z', jugando 'Crash Bandicoot' y leyendo 'Harry Potter'. Así que ahora que toca ganarse la 'papita' me dedico a escribir de lo que sé y me gusta. Soy periodista graduado de la Javeriana, escritor de ficción. He publicado en El Tiempo, Mallpocket, entre otras revistas.

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