Wikipedia también tiene un precio

Por: Javier Méndez
Editor de Tecnología
EL TIEMPO

Hace unos años, caminando sin rumbo por el centro de Buenos Aires luego de asistir a una conferencia, me tropecé por casualidad con un sitio llamado Centro Cultural Borges. Allí, entre fotos y otros recuerdos de la vida de este escritor argentino, encontré un texto suyo que me conmovió: «Yo sigo jugando a no ser ciego, sigo comprando libros y sigo llenando mi casa de libros. El otro día me regalaron una edición de 1966 de la Enciclopedia de Brockhaus. Yo sentí la presencia de ese libro en mi casa, la sentí como una suerte de felicidad. Ahí estaban los veintitantos volúmenes con una letra gótica que no puedo leer, con los mapas y grabados que no puedo ver; y sin embargo, el libro estaba ahí…».

Jorge Luis Borges amaba los libros más que a cualquier otra cosa. Pero él, al igual que su padre que sentía la misma pasión, empezó a perder la vista desde joven. Finalmente quedó ciego, y durante décadas tuvo que contar con alguien que le leyera, tal como Ernesto Sábato y otros escritores a los que la vida castiga de una forma extraña por su apego a los libros (Borges fue nombrado director de la Biblioteca Nacional de Argentina en los años 50s, precisamente cuando su problema comenzó a ser grave; cuando él cayó en cuenta de que estaba en un lugar que consideraba ‘el paraíso’, pero que ya ni siquiera podía identificar las solapas de las obras de esa biblioteca, escribió este poema: «Nadie rebaje a lágrima o reproche esta declaración de la maestría de Dios, que con magnífica ironía me dio a la vez los libros y la noche»).

El otro día, la noticia sobre la inminente muerte de Encarta me trajo a la cabeza el texto de Borges, que toca el tema del amor que muchos sentimos por los libros (y las enciclopedias), y me hizo caer en cuenta de que tengo una mezcla de sentimientos hacia Wikipedia, principal causante de la desaparición de Encarta y del ocaso de otras enciclopedias, como la Britannica, que con sus 240 años de vida es la más antigua de las enciclopedias de habla inglesa todavía en impresión.

Encarta, que dejará de sacarse en DVD en junio y morirá en línea en octubre (Microsoft aceptó su derrota ante el modelo Wikipedia), era una enciclopedia de gran calidad, escrita por expertos en diversos temas, rica en contenido multimedia y muy actualizada. A diferencia de Wikipedia, sin embargo, Encarta era pagada, así que no todos tenían acceso a ella.

Es lógico que uno pague por un trabajo que requiere inversión, un esfuerzo enorme y que tiene un gran valor, pero eso también aleja a muchas personas del conocimiento. Por eso aprecio Wikipedia (el poema de Borges lo encontré allí): gracias a su modelo innovador en el que los mismos usuarios son los que la escriben y actualizan, esta enciclopedia es gratuita y ofrece un aporte invaluable, que representa un hito en la historia de la humanidad.

Pero también tiene algo que me preocupa: que la falta de control contribuya a que se degrade la calidad de la información. Los defensores de Wikipedia siempre recuerdan que un estudio de Nature del 2005 dice que Wikipedia es casi tan confiable como la Britannica, pero el análisis en realidad muestra que Wikipedia tiene un tercio más de errores. Lo que pasa es que la cifra sorprendió a todos porque se pensaba que la diferencia era mayor.

Lo admito, ese resultado no es malo. Pero me niego a creer que no haya una pérdida cuando por cuenta de este cambio de modelo se produce el declive de enciclopedias como la Britannica, por ejemplo, para la que han escrito mentes tan brillantes como Sigmund Freud, Albert Einstein y Marie Curie, si al final solo sobrevive una enciclopedia para la que hasta yo puedo escribir. Ahora tenemos una gran enciclopedia global que está en manos de gente con muy buenas intenciones, pero no creo que se deba adoptar un modelo exclusivamente empírico, tiene que haber equilibrio y algo de control.

Recibir un conocimiento exacto, preparado por profesionales y bien editado («escribir es humano, editar es divino», dice no recuerdo quién) es tan necesario como tener conocimiento al alcance de cualquiera y muy amplio. Por eso me inquieta que ante el gran valor de Wikipedia la gente olvide que allí a veces se editan artículos con ligereza, se introducen visiones frívolas del mundo y que personas y empresas han cambiado textos con malas intenciones.

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