No es fácil entender las razones por las que no se ha implementado el voto electrónico en el país. Desde mediados de los 90, cuando Orlando Abello era el Registrador Nacional, por iniciativa suya se viene hablando de este proyecto. O sea, lleva cocinándose 15 años y aún se encuentra en término azul, como se le dice a la carne cuando se sirve luego de darle una vuelta en el asador, es decir, crudo.
Pueden existir razones legales que impidan la implementación de una iniciativa tan importante como el permitir que los ciudadanos expresen su opinión política votando de una forma muy sencilla, como se podría hacer utilizando un programa y una pantalla táctil. Y si existen, hay que removerlas para que el voto electrónico se pueda implantar lo antes posible. Se han expuesto argumentos contra el voto electrónico, como la falta de seguridad y la posibilidad de hacer trampa «informática», esgrimidos por aquellos que no quieren la aplicación de la tecnología a los procesos electorales.
Estos son planteamientos sin mucho fondo, pues la seguridad informática permite blindar esos procesos y, si se nota una anomalía, con la informática forense también se puede detectar y hasta averiguar quiénes fueron los culpables.
Es obvio que hay que hacer pilotos para identificar los problemas que se puedan presentar, no solo en el sistema, sino también en el momento en que el votante lo usa. Al usuario se le pueden desplegar en la urna electrónica tantas pantallas como instrucciones sea necesario para lograr que el voto electrónico se deposite de una forma fácil y transparente.
Valdría la pena saber cuáles son las conclusiones de los pocos pilotos que se han realizado para enriquecer el proceso de implementación, pero este no puede seguir en el limbo. Si no se tiene la voluntad de hacerlo, continuaremos saliendo de las urnas con el dedo entintado y el voto exitoso solo si se marcan las casillas adecuadas.
Hay que arrancar el proyecto de montar el voto electrónico cuanto antes, a ver si en cuatro años le damos agilidad a la votación y salimos de las cavernas electorales en las que estamos. La Registraduría debería dar a conocer un cronograma detallado, junto con los entregables de un proyecto para la implementación del voto electrónico en Colombia. ¡No esperemos más, por favor!
Guillermo Santos Calderón
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