La primera misión a la Luna con fondos privados ya tiene luz verde

La Nasa ya no será la única con permiso para salir de la órbita terrestre.
La Nasa ya no será la única con permiso para salir de la órbita terrestre.
La Nasa ya no será la única con permiso para salir de la órbita terrestre.

Atrás quedarán los tiempos en que únicamente las agencias espaciales gubernamentales podían viajar al espacio. Hoy miércoles, el gobierno de Estados Unidos le dio la primera aprobación regulatoria a una compañía privada para hacer un viaje a la Luna. Se trata de Moon Express, que espera aterrizar en la Luna en 2017.

Pero este logro significó un largo camino de procesos legales para la compañía. Actualmente en Estados Unidos no existe una legislación para regular misiones espaciales para otros planetas. Los legisladores encargados están trabajando en una solución permanente, según informó The Verge, pero lo más probable es que estas leyes no estén listas para el lanzamiento de Moon Express en 2017. Así que la compañía ideó una legislación temporal, que el gobierno puede usar para darle permiso a la misión. Así que hoy, luego de una reunión entre la Administración Federal de Aviación (FAA) , la Casa Blanca y el Departamento de Estado, Moon Express tiene su permiso para ir a la Luna.

Hasta el momento, compañías privadas han logrado lanzar satélites al espacio, como lo hace SpaceX. Y otras misiones como llevar cargamento a la Estación Espacial Internacional (que también lo hace SpaceX), son supervisadas por la Nasa.

No obstante, el remiendo legal es una solución temporal, ya que los legisladores de Estados Unidos deberían establecer normas definitivas lo más pronto posible porque las compañías espaciales están ahora, más que nunca, interesadas en enviar naves al espacio. Por ejemplo, SpaceX ya anunció sus planes de lanzar una de sus naves a Marte en el 2018, y Bigelow Aerospace quiere lanzar hoteles espaciales para 2020.

Moon Express necesita llegar a la Luna en 2017 porque esa es la fecha límite para una competencia internacional en la que está participando, llamada Google Lunar X Prize, y que tiene como objetivo enviar la primera misión con fondos privados a la superficie lunar. Pero Moon Express quiere ir más allá de ganar el premio: espera poder extraer la superficie de la Luna en busca de elementos y metales extraños que se puedan estudiar en la Tierra.

El remiendo

El problema legal que enfrentó Moon Express tenía que ver con la aprobación de su carga útil, es decir, lo que contendrá su nave y las ganancias que obtendrá de ello. Cada vez que una compañía privada quiere llevar a cabo una misión espacial, debe aplicar para una licencia otorgada por la FAA. Parte del proceso para la licencia requiere informarle a la FAA qué va a ir al espacio y en qué transporte. Aunque la FAA no tiene autoridad sobre lo que las compañías hacen cuando están en el espacio, la institución consulta con otras agencias, como el Departamento de Estado, que según el informe, desde un principio quería negar la solicitud de Moon Express. El Departamento de Estado sabe que una vez la nave de la compañía esté en la superficie lunar no puede aplicar el Tratado de Espacio Exterior del país.

Así que Moon Express preparó un informe (con más información de la requerida) en el que explicó cómo tiene planeado cumplir con el tratado durante su misión. De esa forma, no se necesitó una nueva regulación, sino que Moon Express se comprometió a obedecer las leyes del tratado, mientras que se construye uno nuevo.

La compañía se comprometió a cumplir las condiciones del tratado. Primero, a informar constantemente a la FAA sobre la misión para que el gobierno esté al tanto. Segundo, las normas exigen que no se interfiera con las naves u operaciones espaciales de otros país. Y tercero, cumplirá con la obligación de evitar que los humanos contaminen otros mundos, en una norma conocida como protección planetaria.

Imagen: NASA Goddard Space Flight Center (vía Flickr). 

 

Susana Angulo

Susana Angulo

Antes de Internet ya me gustaban la música clásica, los animales,
cocinar postres, y leer cuentos de terror. La tecnología me ha
permitido ahondar en estas y tantas otras pasiones, que sería un error
pensar en la cultura digital como tema exclusivo de 'geeks'. Soy
periodista de la Universidad del Rosario.

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