Una revolución que llegó a dedo

Por Javier Méndez
Editor de Tecnología de El Tiempo

Steve Jobs, presidente de Apple, dijo hace unas semanas que en esencia el iPhone era ¿software empacado en un hermoso hardware¿. Después de ver en funcionamiento este dispositivo, lanzado el 29 de junio del 2007 en Estados Unidos, se entiende por qué, pese a la belleza del aparato, Jobs hizo énfasis en lo de adentro.
El iPhone, un celular con reproductor de audio y video, acceso a Internet y correo electrónico, tiene la interfaz de usuario más sencilla que se ha creado para un teléfono inteligente. Así como el Mac revolucionó en 1984 la manera como se comunican las personas con los computadores ¿al introducir un sistema operativo basado en íconos y ventanas, que se manipulaba con un ratón¿, el iPhone podría imponer un nuevo concepto de uso para los dispositivos de mano.
La mejor forma de entender a qué nos referimos es bajar el video de 25 minutos (325 MB) que Apple publicó en su sitio web sobre el funcionamiento del equipo (www.apple.com/iphone/usingiphone).
La gran novedad del iPhone es su pantalla táctil, que permite manejarlo con los dedos. No trae teclado físico, ni botones para marcar los números, pues todo se hace tocando íconos en la pantalla, moviendo elementos con los dedos o mediante un teclado virtual que se emplea de la misma manera (y que la persona activa solo de ser necesario).
El usuario tiene acceso a las funciones del equipo mediante los 16 íconos que se ven en la pantalla principal. Para usar cualquiera, por ejemplo la herramienta Llamadas, se toca su ícono con el dedo; luego, para buscar un nombre en la lista de contactos, se empuja la lista hacia arriba o hacia abajo con el dedo, y esta comienza a desplazarse como si fuera un elemento del mundo real.
El uso de las demás funciones sigue el mismo patrón. En Internet, la versión de bolsillo del navegador Safari permite que la persona se desplace por una página web moviéndola con el dedo de un lado a otro, o hacia arriba y abajo, tal como si estuviera arrastrando una carta de naipe sobre una mesa; para agrandar una porción de texto, se da un toque con el dedo; para volver al tamaño normal, se dan dos toques.
Al trabajar como iPod, el equipo se maneja igual. Por ejemplo, es posible moverse con el dedo por una vista en 3D de las carátulas de los álbumes almacenados; al tocar uno de ellos, este gira para mostrarle en la contraportada las canciones incluidas.
Para hacer zoom sobre una foto o un documento de Word, se posan los dedos índice y pulgar sobre él (pegados) y se extienden de adentro hacia fuera, como si se estirara una foto de caucho. Si una imagen es panorámica, el usuario gira el teléfono 90 grados y un sensor de movimiento rota automáticamente la foto en la pantalla (lo mismo funciona con videos, páginas web, etc.).
Pero la sencillez del equipo va más allá de este concepto táctil; hace parte de la filosofía con la que se diseñó todo el software. Por ejemplo, ¿durante una llamada se ha ¿vuelto un ocho¿ tratando de activar el altavoz del celular en un auto (porque no cuenta con manos libres) o buscando un dato en la lista de contactos para dárselo a su interlocutor?
En el iPhone esto es muy fácil, pues cada vez que se inicia una llamada quedan fijos en la pantalla seis íconos grandes que representan las funciones que uno más necesita en ese momento, como activar el altavoz, empezar una conferencia con un tercer interlocutor, poner la llamada en espera para contestar otra, abrir la lista de contactos o activar ¿silencio¿. ¿Por qué algo tan obvio no se les ocurre a otros fabricantes de teléfonos?
El correo de voz es otro caso: cuando usted recibe varios mensajes de voz, tiene que marcar un número, a veces dar una contraseña, luego escuchar ¿carreta¿ pregrabada y finalmente oír los mensajes en orden. En el iPhone aparecen en una lista similar a la del correo electrónico, y usted solo toca el mensaje que quiere escuchar.
El iPhone por ahora solo se vende en E.U. (y desde finales de año en Europa). Pero la entrada de Apple a este mercado es refrescante, y con seguridad incentivará el desarrollo de dispositivos de mano más intuitivos y menos intimidantes.
 

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