El alto costo del ahorro

Cuando las entidades financieras empezaron a hablar de ¿banca en línea¿, a finales del siglo pasado, la promesa era muy clara: sin necesidad de oficinas físicas ni personal para atender al público, las operaciones bancarias tendrían un costo mucho menor, lo que al final beneficiaría a los clientes.

Mala memoria tienen quienes entonces nos hicieron creer tanta belleza. Con la polémica que se ha desatado en las últimas semanas, queda claro que a los bancos solo les falta empezar a cobrar por pasar al frente de sus oficinas.

Transacciones por ventanilla, consignaciones, retiros, servicios de audiorrespuesta, cajeros electrónicos, extractos, estudios de crédito, Internet¿ salvo contadas excepciones en algunas entidades, parece que todo tiene precio.

Entonces, ¿para qué sirve la tecnología? En teoría, debería servir para mejorar la competitividad de las empresas y permitirles ofrecer un mejor servicio, en un esquema en el que la relación costo beneficio y el retorno de la inversión sean suficientes para no trasladar al cliente final todos los gastos operativos.

Se supone que el sector financiero es uno de los que tienen más obligación de mantenerse a la vanguardia en materia tecnológica, pues maneja aplicaciones de misión crítica y altos estándares de seguridad¿ y esas inversiones en equipos y software seguramente han significado ahorros en otras áreas, como en la de personal.

Pero no, todo lo contrario: parece que entre más tecnología le meten al asunto, más caro tenemos que pagar quienes les confiamos nuestro dinero.

En algunos casos, el asunto es de físico descaro¿ ¿Cómo es eso de que existe un límite diario para hacer retiros por cajero electrónico, pero los benditos aparatos nunca le dan al cliente todo el cupo permitido de una vez, en una sola transacción?

Haga la prueba: vaya a un cajero y verá que si su límite diario de retiros es un millón de pesos, el terminal lo obliga a hacer dos o tres retiros para alcanzar la suma. Obvio, usted tiene que pagar todas las transacciones. Y si la tarjeta es de otra entidad, encomiéndese a todos los santos, porque seguramente tendrá que hacer cuatro o cinco retiros.

Y lo anterior se puede arreglar simplemente cambiando la programación del cajero para que suelte toda la plata de una vez¿ imagínense, señores banqueros, la cantidad de recibos que se ahorrarían con eso.

A mí me parece muy bien que los bancos hagan plata, mucha plata¿ toda la plata que puedan, pues eso me da seguridad como usuario. Y es obvio que quienes nos beneficiamos de sus servicios tengamos que pagar por ellos. Pero no al punto de tener que hacer maromas para que la platica que entra en nuestras cuentas nos alcance para algo más que cubrir deudas y servicios financieros.

Un colchón no da intereses, pero tampoco cobra la transacción, el cuatro por mil, el uso de la red de un tercero ni la cuota de manejo cada vez que uno lo levanta para sacar plata.

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