Bluesky conquista el cielo académico: por qué los científicos están abandonando X

X Hiring

Durante más de una década, Twitter fue el gran laboratorio digital de la ciencia. Allí se compartían papers, se formaban redes internacionales y se divulgaban hallazgos en tiempo real. Pero ese ecosistema se ha desmoronado desde que Elon Musk tomó el control de la plataforma, ahora llamada X.

Un nuevo estudio publicado en Integrative and Comparative Biology confirma lo que muchos intuían: los científicos están migrando masivamente hacia Bluesky, una red social que recupera el espíritu colaborativo que alguna vez definió a Twitter.

La investigación, liderada por el biólogo marino David Shiffman, encuestó a 813 investigadores y comunicadores científicos para entender cómo han cambiado sus hábitos digitales. El resultado es contundente: el 75 % considera que X ya no es útil para crear redes profesionales y dos tercios aseguran que ha dejado de ser una fuente confiable para mantenerse al día en su campo. Solo el 11 % sigue usándola de manera activa; el resto se marchó o apenas conserva su cuenta.

Lo que alguna vez fue un foro vibrante para el intercambio académico se transformó en un espacio saturado de desinformación, discursos extremistas y acoso. Los científicos encuestados describen la experiencia actual como “ruidosa”, “irrelevante” y “agotadora”. Varios incluso expresaron reparos éticos por continuar en una plataforma que, según ellos, amplifica la hostilidad y penaliza la discusión seria.

Te puede interesar: MrBeast y su cápsula del tiempo: el video que dejó programado hace 10 años conmueve a millones en YouTube

Frente a ese deterioro, Bluesky ha emergido como el refugio digital de la comunidad científica. Aunque nació como una apuesta experimental de Jack Dorsey —exfundador de Twitter—, la red se ha consolidado como un nuevo punto de encuentro académico. Más del 90 % de los participantes del estudio dijo usarla para seguir investigaciones, y casi el 88 % para crear contactos profesionales. La mayoría valora su moderación activa, su menor interferencia algorítmica y el control sobre lo que aparece en el feed, una combinación que parece devolverle al debate científico la calma que perdió en X.

El fenómeno no es menor. Por años, Twitter fue la plataforma donde nacían movimientos como Black Birders Week o Queer in STEM, espacios que visibilizaban la diversidad dentro de la ciencia. Ahora, los investigadores se preguntan si Bluesky podrá sostener ese nivel de apertura y pluralidad. El estudio sugiere que la red aún está en una fase de consolidación, pero que ya reproduce dinámicas que favorecen la colaboración y el intercambio interdisciplinario.

Te puede interesar: Si no tienes 1.000 seguidores, ya no puedes hacer esto en Instagram

Lo interesante del análisis no es solo la migración, sino lo que revela sobre la cultura científica digital: la necesidad de entornos seguros y confiables para comunicar conocimiento. Si X perdió ese valor, no fue por un cambio estético, sino por una pérdida de propósito. En su lugar, Bluesky representa el intento de reconstruir un espacio donde la ciencia pueda volver a hablarse entre pares sin ruido ni manipulación algorítmica.

A largo plazo, queda una pregunta abierta: ¿puede Bluesky mantener su impulso o será otra estación temporal en el viaje de los científicos por el ciberespacio? Por ahora, el cambio ya es evidente. Donde antes reinaba el tuit, hoy florecen los hilos azules de Bluesky: una comunidad que busca, una vez más, recuperar el sentido de compartir conocimiento sin filtros.

Imagen: Archivo ENTER.CO

Digna Irene Urrea

Digna Irene Urrea

Comunicadora social y periodista apasionada por las buenas historias, el periodismo literario y el lenguaje audiovisual. Aficionada a la tecnología, la ciencia y la historia.

View all posts

Archivos