La inteligencia artificial ya no es una promesa de futuro, sino un negocio en pleno auge. La aplicación móvil de ChatGPT, disponible en iOS y Android desde mayo de 2023, alcanzó los 2.000 millones de dólares en ingresos globales en poco más de dos años. La cifra impresiona, pero también invita a hacerse una pregunta más cercana: ¿qué significa para quienes la usan a diario?
Según datos de la firma Appfigures, la app genera en promedio 2,91 dólares por instalación. Puede parecer poco, pero multiplicado por los casi 690 millones de descargas en todo el mundo se convierte en un negocio sin precedentes para un asistente de IA. Y aquí está el punto clave: cada descarga, cada suscripción y cada interacción de los usuarios hacen parte directa de estas cifras.
El éxito de ChatGPT no se explica solo desde Silicon Valley ni desde los balances financieros de OpenAI. Se explica porque millones de personas han decidido confiar en la herramienta como aliada en tareas diarias: desde estudiantes que buscan resúmenes, hasta profesionales que optimizan su trabajo o curiosos que exploran las posibilidades de la IA conversacional. Es, en otras palabras, una economía construida con microdecisiones individuales que, en conjunto, forman miles de millones.
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El crecimiento ha sido vertiginoso. Entre enero y julio de 2025, la app generó 1.350 millones de dólares, un 673% más que en el mismo periodo del año anterior. El promedio mensual pasó de 25 millones en 2024 a casi 200 millones este año. El contraste con sus rivales es contundente: Grok, de xAI, apenas alcanza 25,6 millones en lo corrido del año.
Más allá de las comparaciones, los números muestran cómo la interacción con estas plataformas está transformando la relación de los usuarios con la tecnología. Pagar por un chatbot ya no es extraño. Lo que hace unos años parecía un experimento ahora es parte de un hábito digital: abrir la app, preguntar, delegar y, en muchos casos, pagar por más capacidad de respuesta.
El mapa de ingresos también revela diferencias culturales. En Estados Unidos, el gasto por descarga llega a los 10 dólares, muy por encima del promedio global. Alemania aparece en segundo lugar con un 5,3% del gasto total. Pero cuando se habla de descargas, India lidera con un 13,7% del total mundial, reflejando que el impacto no es uniforme y que la adopción depende de factores como acceso, costo y necesidades locales.
En este escenario, los usuarios son algo más que consumidores pasivos: son inversionistas invisibles que financian el desarrollo de la inteligencia artificial cada vez que hacen clic en “instalar”. Detrás de los titulares sobre miles de millones, hay millones de historias individuales de personas que ven en la IA una forma de ahorrar tiempo, resolver dudas o incluso generar ingresos.
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Queda claro que las cifras son apenas la punta del iceberg. Los ingresos móviles no representan todo el negocio de la IA, que también se mueve con suscripciones web y servicios de API para empresas. Sin embargo, la magnitud del gasto en aplicaciones móviles muestra que el cambio tecnológico está ocurriendo en la palma de la mano de los usuarios.
Así, los 2.000 millones de dólares de ChatGPT no solo son un triunfo corporativo: son un espejo de cómo las personas están dispuestas a pagar por conversar con la inteligencia artificial. Y en ese reflejo, cada usuario es parte de una historia global que se escribe pregunta tras pregunta, descarga tras descarga.
Imagen: Archivo ENTER.CO