Uno de cada diez usuarios en el mundo utiliza el código “1234” como PIN. Ese número, compuesto por la secuencia más básica posible, encabeza la lista de combinaciones más utilizadas para proteger celulares, tarjetas y servicios digitales.
El equipo de Have I Been Pwned?, una plataforma que rastrea filtraciones de datos, analizó 29 millones de PIN comprometidos en diversas violaciones de seguridad. Los resultados reflejan un patrón preocupante: muchas personas repiten combinaciones simples, lo que reduce significativamente la protección de sus dispositivos.
Entre los 50 PIN más frecuentes aparecen secuencias como “0000”, “1111”, “1212”, “4321” y “2580”. Este último no representa una fecha ni un código especial: es una línea recta descendente en el teclado numérico de un celular. Es decir, un gesto rápido convertido en vulnerabilidad.
También es común encontrar combinaciones que aluden a años de nacimiento: “1986”, “2004”, “1990”. Estos números suelen estar vinculados a información personal fácilmente localizable en redes sociales, correos filtrados o incluso en bases de datos comerciales.
El estudio concluye que, si bien existen 10.000 posibles combinaciones de cuatro dígitos, las elecciones humanas tienden a concentrarse en apenas unas cuantas decenas. Esto facilita el trabajo de los programas diseñados para forzar accesos, que prueban primero los códigos más comunes.
El uso de estos PIN no se limita a usuarios inexpertos; este mismo año, periodistas invitados a una sesión informativa en el Centro Nacional de Seguridad Cibernética del Reino Unido recibieron el código “1234” para ingresar al edificio. La institución aclaró que se trataba de un código temporal, pero el episodio ilustra lo extendido que está este tipo de elección.
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En algunos casos, las personas intentan complicar el código con combinaciones como “1342” o “1122”. Sin embargo, muchas de estas variantes también aparecen entre los más utilizados, lo que las convierte en blancos fáciles de adivinar. La popularidad de ciertos números convierte esa aparente complejidad en una ilusión.
Entre los PIN que aparecen con frecuencia también se encuentran fechas significativas como el 25 de diciembre (“2512”) o el 14 de febrero (“1402”). La cercanía emocional o cultural con ciertos días del calendario influye en las decisiones, aunque eso signifique debilitar la seguridad.
A pesar de las advertencias recurrentes, el uso de estos códigos sigue siendo habitual. Parte del problema radica en la necesidad de memorizar múltiples contraseñas y combinaciones, lo que lleva a muchos usuarios a elegir secuencias fáciles de recordar. Pero esa misma facilidad es aprovechada por quienes buscan vulnerar sistemas.
El riesgo no se limita a los PIN. En los listados de contraseñas filtradas más comunes también predominan patrones similares. “123456”, “admin” y “contraseña” siguen encabezando las bases de datos con accesos comprometidos, según informes recientes de servicios de seguridad digital como NordPass.
Reducir estos riesgos no exige conocimientos técnicos avanzados, pero sí un cambio de hábitos. Elegir combinaciones numéricas aleatorias, evitar repeticiones entre servicios, cambiar los códigos con regularidad y no usar fechas personales puede mejorar la protección.
Imagen: Generada con IA