Las 7 mentiras que se dice la gente exitosa

Mentiras éxito

¿Por qué dos personas que viven la misma experiencia pueden reaccionar totalmente diferente? ¿Por qué algunas personas son muy exitosas y otras no? ¿Cuáles son los secretos del éxito?

Piense en los que sufren la tragedia de quedar en una silla de ruedas: algunos se derrumban debido a su dolorosa condición, mientras que otros fortalecen su carácter, sacan lo mejor de sí y obtienen grandes logros a pesar de la tragedia, o incluso debido a ella. O analice este caso real: en la misma era de discriminación e injusticias contra las personas de raza negra en Estados Unidos, en los años 50 y 60, Malcom X decidió llenarse de odio y declarar una especie de guerra contra los blancos, mientras que Martin Luther King decidió ser firme contra las injusticias, pero a través de la resistencia no violenta. Ambos fueron asesinados, pero Luther King transformó a ese país, consiguió las reformas legales que cambiaron la suerte de su gente y hoy es un símbolo en todo el mundo.

¿Por qué reaccionamos tan diferente? El coach empresarial y personal Tony Robbins, uno de los más conocidos en el mundo, lleva décadas tratando de entender eso, intentando descifrar las claves que hacen que personas con vivencias similares triunfen en algunos casos, o tengan vidas fracasadas y desdichadas en otros.

Robbins, que ha asesorado a miles de empresarios y personas del común en todo el mundo, e incluso a presidentes estadounidenses, intenta dar una respuesta en su libro ‘Poder sin límites’ (‘Unlimited Power’), una obra publicada hace 32 años, pero que sigue teniendo vigencia, y que recientemente lanzó en el país una nueva edición en español.

En ese libro, Robbins explica que lo que hace triunfar a algunos y hundirse a otros tiene que ver con factores como el tipo de personalidad, la capacidad para controlar las emociones, la actitud mental y la habilidad de ponerse uno mismo en el mejor estado emocional posible en todo momento. Pero quizás el factor que más influye, según este coach, es el sistema de creencias.

Las creencias son lo que uno piensa sobre diversos aspectos de la vida. Por ejemplo, la gente es en esencia buena y puedo contar con ella vs. las personas son malas y debo salir adelante solo porque no puedo confiar en nadie; la vida es un milagro y vale la pena gozarla (vs. la vida está llena de dolor y debo endurecerme); el país en el que vivo está lleno de oportunidades (vs. mi país es una porquería); el perdón es el mejor camino (vs. los errores se deben juzgar con dureza); soy bueno en lo que hago y cada día voy a mejorar (vs. no soy bueno y me voy a quedar estancado en lo mismo toda la vida); el amor puede durar toda la vida (vs. las relaciones nunca tienen futuro); puedo lograr lo que sea siempre (vs. tengo defectos que me limitan y estoy muy viejo para cambiar). Esas creencias suelen estar llenas de generalizaciones, de ideas fijas y de afirmaciones que a veces no tienen ningún fundamento en la realidad.

Lo que hace triunfar a algunos y hundirse a otros tiene que ver con factores como el tipo de personalidad, la capacidad para controlar las emociones y la actitud mental.

Nuestras creencias provienen de diversas fuentes: la ciudad o el barrio en el que nos criamos, nuestra clase social, las creencias de nuestros padres, los libros que leemos, el ejemplo de las personas cercanas, las vivencias personales, etc. El caso es que nos marcan de una forma poderosa. Robbins dice: “Nuestras creencias sobre lo que somos y lo que podemos ser determinan lo que seremos. Si creemos en la magia, nuestra vida será mágica. Si creemos que nuestra vida tiene límites estrechos, haremos que esos límites sean reales. Lo que creemos que es verdad y posible se convierte en lo que es verdad y posible para nosotros”.

Lo interesante es que Robbins plantea que nosotros podemos cambiar nuestras creencias a voluntad. “El nacimiento de la excelencia comienza con la conciencia de que las creencias son una opción. Uno puede escoger creencias que lo limiten o que lo apoyen. El truco está en escoger las creencias que conduzcan al éxito y a los resultados que usted quiere, y descartar las otras”, dice.

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Volviendo al ejemplo de las dos personas que quedan en silla de ruedas, una puede salir adelante porque tiene la creencia de que todo lo malo encierra la oportunidad de algo positivo, y que la vida es tan buena que vale la pena vivirla a pesar de estar en esa condición. La otra puede hundirse en la autocompasión porque tiene la creencia de que la vida es demasiado dura, y su tragedia es simplemente la confirmación de esa forma de pensar.

Entonces, ¿qué creencias deberíamos adoptar? En el capítulo quinto de su libro, titulado ‘Las 7 mentiras del éxito’, Robbins explica cuáles son las creencias que les permiten alcanzar grandes logros a las personas exitosas. Con base en las entrevistas y la asesoría que Robbins ha dado a miles de personas, entre ellas a algunos de los empresarios más exitosos de varios países, él elaboró esta lista de “las siete creencias que capacitan a la gente para usar a fondo sus recursos y producir grandes resultados”.

Robbins habla de las “mentiras del éxito” porque, en su opinión, nosotros no sabemos si nuestras creencias son verdaderas o falsas. Todo lo que sabemos es si nos apoyan y hacen que nuestra vida sea mejor o no. Y como no sabemos qué es verdad y qué no, lo que Robbins sugiere es que uno se enfoque en las creencias que le sirven, las que lo hacen surgir, las que enriquecen su vida, las que lo hacen mejor persona, y que deseche las que no le sirven o lo limitan. A continuación, un resumen de esa lista.

1. Todo ocurre por una razón, y me sirve

Robbins dice en su libro que los triunfadores tienen la habilidad de enfocarse en lo positivo de cualquier situación, sin importar cuál sea. “Por mucha retroalimentación negativa que les dé el entorno –dice Robbins–, ellos siempre piensan en términos de posibilidades. Ellos piensan que todo sucede por una buena razón, y que todo les sirve; además, creen que toda adversidad encierra la semilla de un beneficio”.

Robbins da el ejemplo de una empresaria de California que terminó en una silla de ruedas luego de un accidente, paralizada de por vida: Marilyn Hamilton. En lugar de dejarse arrastrar por esa tragedia, ella se enfocó en algo diferente: le parecía que su silla de ruedas era demasiado limitada y restrictiva, y se dedicó a diseñar una silla mejorada, junto con dos amigos. Ellos fundaron una compañía que rápidamente estaba produciendo millones de dólares.

Uno debe alejarse de las creencias que lo limitan, según Robbins, porque estas producen vidas limitadas. Él dice que los grandes líderes son aquellos que pueden ver un jardín en un desierto, y cita el ejemplo de Israel.

2. No hay fracasos, solo resultados

Robbins dice que la mayoría de las personas están programadas para temer a los fracasos, pero la gente exitosa solo ve resultados, nunca fracasos. Esas personas, dice, no son infalibles, pero saben que, si intentan algo y no sale bien, tuvieron la oportunidad de aprender; y luego usan eso que aprendieron para intentar otra cosa, u otra acción, hasta que consiguen un resultado nuevo.

Él da el ejemplo de Thomas Alva Edison, que intentó con cerca de 10 mil filamentos de diferentes materiales hasta que dio con aquel que hizo funcionar el bombillo. Una vez le preguntaron si eso quería decir que había fallado 10 mil veces. Y su respuesta fue: “Nunca fallé. Tuve éxito en probar que esas 10 mil maneras no funcionarían y, al eliminarlas, encontré la que sí lo haría”. Todo lo que ha aprendido la humanidad, dice Robbins, fue a través del proceso de prueba y error. Y eso pasa también en la vida personal, en donde algunas de nuestras experiencias negativas son las que nos enseñan las lecciones más valiosas.

Por eso, su consejo es que uno se meta en la cabeza que el fracaso no existe; solo existen los resultados. “Uno siempre produce un resultado y, si no es el que deseaba, basta con que modifique sus acciones para obtener resultados nuevos”. Él opina que la creencia en el fracaso envenena la mente, porque afectamos nuestra fisiología y nuestros procesos de pensamiento, y por ende nuestro estado anímico. En cambio, pregunta él, “¿qué intentaría usted hacer si supiera que no puede fallar?”.

3. Pase lo que pase, la responsabilidad es mía

Otro atributo de los grandes líderes es que tienen la creencia de que ellos crean su mundo. Ellos piensan que todo lo que pase, sea bueno o malo, fue creado por ellos, por sus pensamientos, por su influencia. “Yo no sé si eso sea cierto –dice Robbins–, pero es una mentira útil, una creencia vigorizante, y por eso yo también lo creo. Creo que somos nosotros quienes generamos nuestras experiencias en la vida, con nuestras acciones y pensamientos, y podemos aprender de todas ellas”.

“Si no piensa que usted crea su mundo, tanto en sus éxitos como en sus fallas, usted está a merced de las circunstancias. Las cosas simplemente le suceden a usted. Usted es un objeto, no un sujeto. Ante eso, yo me buscaría otro planeta; ¿para qué estar en un mundo en el que usted solamente es el producto de fuerzas externas aleatorias?”, dice Robbins.

Él afirma que asumir la responsabilidad es una de las cosas que mejor definen el poder y la madurez de una personalidad. “Si usted no cree en el fracaso, y si sabe que es el autor de todo resultado, tiene mucho que ganar y nada que perder. El que domina una situación tiene asegurado el éxito”, dice.

4. No es necesario entender todo sobre un tema para sacarle provecho

Según este coach, un buen líder sabe cómo servirse de lo esencial, sin dejarse abrumar por los detalles. “Las personas que tienen poder generalmente poseen un conocimiento práctico suficiente sobre muchos temas, pero no dominan todos los detalles”, dice. Ellos son avaros con su tiempo porque es un recurso escaso. Por eso, van a lo esencial de cualquier situación, sacan lo que necesitan y no se entretienen con lo demás.

Robbins agrega que debe existir un equilibrio entre la práctica y el conocimiento. Uno puede pasarse todo el tiempo estudiando las raíces de algo, o puede aprender a recoger los frutos. “Los triunfadores no necesariamente son los que tienen más conocimientos; probablemente había personas más sabias que Steve Jobs y Steve Wozniak, pero ellos fueron los más eficaces en aplicar lo que sabían y consiguieron los resultados”, dice.

5. La gente es el mayor recurso

Las personas que producen resultados sobresalientes suelen tener un gran respeto y aprecio por las personas. Tienen espíritu de equipo. “No hay éxitos duraderos sin relaciones entre las personas; el camino para triunfar es establecer un equipo que funcione y colabore bien”, dice Robbins.

Él agrega que se consigue mucho cuando se respeta a las personas en lugar de limitarnos a manipularlas, cuando se percibe a los empleados como socios y no como meras herramientas. “Los triunfadores saben que un hombre aislado, por brillante que sea, difícilmente puede rivalizar con el talento de un equipo eficaz”, dice.

6. El trabajo es juego

Robbins dice que nadie ha tenido un éxito considerable haciendo algo que aborrece. Una de las claves del éxito es lograr un matrimonio perfecto entre lo que uno hace y lo que a uno le gusta. Por eso, debemos buscar trabajos que nos estimulen y nos animen. Él cita una frase del escritor Mark Twain: “El secreto del éxito está en convertir la vocación en vacación”.

Robbins aclara que, aunque no se trata de convertirse en un adicto al trabajo, algunos de los ‘workaholics’ son personas que aman su trabajo, que encuentran un desafío en él, un estímulo; para ellos, el trabajo viene a ser como es un juego para la mayoría de nosotros, porque lo ven como una manera de averiguar hasta dónde son capaces de llegar, de aprender cosas nuevas y de explorar otros caminos.

Por eso, dice, uno debe moverse hasta conseguir esos trabajos que ame, porque es lo que le permitirá subir cada vez más. Pero si uno ve su trabajo como una simple rutina, como una forma de asegurar una quincena, nunca llegará a ser más que eso.

7. No hay éxito duradero sin una gran entrega personal

Robbins dice que, “si uno analiza a los grandes triunfadores en cualquier campo, descubre que no necesariamente son los mejores, ni los más brillantes, ni los más fuertes, ni los más rápidos, pero sí los más perseverantes”. Las personas que triunfan creen en el poder de la dedicación, ya que no se produce ningún éxito duradero sin un gran compromiso.

Esto se ve incluso en los deportes. No se trata solamente de las aptitudes físicas. Es la calidad de la entrega personal lo que diferencia a los verdaderamente buenos de los demás, pues ellos son los que más entrenan y los que más compromiso tienen. Robbins dice que uno debe estar dispuesto a pagar el precio necesario para conseguir lo que quiere.

Imágenes: iStock

Javier Méndez

Javier Méndez

A mediados de los años 80 tuve un paso fugaz por la facultad de ingeniería de sistemas de la Universidad de los Andes, pero me tomó pocos meses descubrir que escribir código era mucho menos apasionante que escribir artículos. Desde entonces pienso que la tecnología es más divertida cuando se la disfruta desde afuera que cuando se la sufre desde adentro. Y aunque mis primeros pasos en el periodismo los di en la sección deportiva de El Tiempo, era cuestión de tiempo para que aterrizara en el mundo de la tecnología. Llevo 30 años escribiendo sobre tecnología, primero en El Tiempo, y ahora en la revista ENTER y EmpresarioTek.co. Puede seguirme en Twitter en @javiermendezz

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