Evaluación: ‘Sweet Tooth’

Elegir una serie sobre un virus que aniquila a la humanidad, crea divisiones y paranoia colectiva y demuestra el peor (y en raras ocasiones el mejor) lado de nosotros es una elección curiosa de Netflix. Sin embargo, iniciando junio el servicio de streaming le apuesta a esta historia, que busca ser partes iguales de drama, una historia dulce y algo extraña.

‘Sweet Tooth’ inicia cuando un virus mortal ha destruido las bases de la civilización. Al mismo tiempo que la población del mundo cae víctima de esta enfermedad, otro fenómeno ocurre. Los bebés comienzan a nacer con atributos animales, dando paso a una generación de híbridos cuyo origen nadie puede explicar. Las personas acusan a estos bebés de ser una de las causas de la enfermedad y los comienzan a cazar sin descanso. Gus, un chico con atributos de ciervo, es uno de estos híbridos. Siendo tan solo un bebé su padre los esconde en un bosque. Pero cuando el mundo exterior finalmente golpea su puerta, sale en una aventura por descubrir más de su pasado.

El nuevo show de Netflix es una serie digna de maratón. Uno de sus mejores puntos es que sabe cómo contar su historia. El viaje de Gus tiene los suficientes elementos como para atrapar tu atención y mantenerte conectado. En el contexto actual algunos de los puntos que presenta pueden se válidos y solo incrementan el peso del drama que ofrece. Dicho esto, es claro que Netflix buscó aliviar mucha de la oscuridad en ‘Sweet Tooth’ en especial en lo que a sus Híbridos respecta.

El fin del mundo y una maratón

Sweet Tooth

Con ocho capítulos que van entre los 50 y 34 minutos, Sweet Tooth es una maratón relativamente rápida. Ayuda el hecho de que la serie consiga contar su historia de una manera en la que es fácil el querer continuar adelante. El show nunca abusa de los misterios pendientes, sino que simplemente cuenta este viaje utilizando muy bien sus recursos, personajes y arcos.

Lo que es un logro, considerando que no siempre la historia está concentrada en Gus. ‘Sweet Tooth’ cambia la perspectiva. Nos muestra la vida del doctor Singh (Adeel Akhtar) un médico sobreviviente al virus que está buscando una cura para su esposa. O la vida de Aimee (Danila Ramírez) una mujer que vive en un Zoológico buscando paz en medio del fin del mundo, pero termina encontrando un propósito mucho mayor. A diferencia de series como ‘The Witcher’, estas perspectivas desconectadas nunca se sienten como distractores de la acción o elementos que hacen ruido. Son vías que poco a poco se van conectando de manera organiza para el último capítulo.

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‘Sweet Tooth’ es una serie entretenida. No es una serie espectacular o una de esas maratones obligatorias para el próximo fin de semana, pero al menos no se siente como una inversión de tiempo que carece de sus recompensas.

Unos híbridos más tiernos

Sweet Tooth

‘Sweet Tooth’ se vende como un drama algo oscuro. Y sería mentir el afirmar que no hay momentos en los que la historia demuestra que puede abordar la brutalidad de este mundo en ruinas. Pero por lo general la adaptación opta por aligerar muchos de estos elementos.

Para dar un ejemplo, en las novelas gráficas originales el diseño de los personajes busca que estos niños ‘híbridos sean mucho menos tiernos y menos cercanos a los ‘mutantes´ que originalmente son. En el diseño de los personajes no es necesariamente un mal (es fácil entender por qué razón optaron por incrementar los rasgos humanos de muchos), excepto en aquellos momentos en los que la creatividad parece escasear y los híbridos parecen ser más niños con pelucas y maquillaje de Halloween.

Es más molesto cuando la serie de manera intencional opta por desviar la mirada. Hay un momento en el que Gus ingresa a un mercado humano. Antes de ir, se le advierte que los únicos híbridos dentro de este lugar están encerrados en jaulas, pero la serie jamás nos muestra estos momentos o la crueldad a la que son sometidos estos niños. Lo mismo aplica a la escena en la que uno de los protectores de Gus utiliza una trampa de osos como arma para matar a sus perseguidores. Aunque es una escena que tiene algo de belleza, la serie también parece omitir los elementos más oscuros que tienen para el protagonista el descubrir la brutalidad y violencia de este mundo. El chico que hasta poco estaba recluido en un bosque afirma con calma “disculpa por todos los muertos en tu porche’.

Y el panorama general de esta historia es que, se apunte como un drama, son más los momentos de luz que entrega. No está exenta de los horrores de su mundo en ruinas, pero sin duda la serie hace mayores esfuerzos por presentar un panorama esperanzador que la crueldad de los cómics. Es difícil determinar si esta es una mala decisión, al menos si consideramos que el resultado final sigue siendo un show bastante entretenido.

‘Sweet Tooth’: el contexto importa

Sweet Tooth

Sin ganas de entrar a sobre pensar mucho los posibles mensajes o interpretaciones que puede tener Sweet Tooth, dice alfo el hecho de que la serie salga un año después de la pandemia. La historia de una enfermedad que genera miedo y que, más importante, parece alimentar una paranoia y egoísmo que distan de las historias del fin del mundo que nos ponen a cantar cogidos de las manos, unidos como un solo pueblo.

Hay estos momentos, incómodamente cercanos a la realidad, en los que la comunidad comienza a cantar frente a la casa de un hombre contagiado, que arde en llamas después de que decidieran quemarlo a él y su hogar para eliminar cualquier posibilidad de contagio. Sweet Tooth no golpea porque tenga algún tipo de mensaje sobre los excesos de los cuidados (es decir, el show del chico alce no te está sugiriendo que dejes de usar máscara en vivo), sino más bien de la actitud ‘humana’ de encontrar chivos expiatorios en los peores momentos.

 Calificación: 4/5 – Una distopía a la que regresar

Sweet Tooth

‘Sweet Tooth’ puede no ser el mejor show de Netflix en momentos. Tampoco es u mejor historia sobre el fin del mundo, ni su mejor adaptación de un cómic. Pero es un show entretenido y con el suficiente encanto para ameritar la maratón. Quizás su versión sea un poco más ‘dulce’ de lo que hubiéramos querido, pero al final del día esta es una historia a la que esperamos que Netflix regrese en algún momento.

Jeffrey Ramos González

Jeffrey Ramos González

Mi papá quería que fuera abogado o futbolista. Pero en vez de estudiar o salir a la cancha, me quedé en la casa viendo 'Dragon Ball Z', jugando 'Crash Bandicoot' y leyendo 'Harry Potter'. Así que ahora que toca ganarse la 'papita' me dedico a escribir de lo que sé y me gusta. Soy periodista graduado de la Javeriana, escritor de ficción. He publicado en El Tiempo, Mallpocket, entre otras revistas.

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