A partir del 1 de julio de 2025, Colombia estrenará un nuevo sistema pensional. La Ley 2381 de 2024 establece un modelo completamente rediseñado, que unifica criterios, elimina la libre elección entre Colpensiones y fondos privados, y promete mayor cobertura. Pero no todo es tan claro ni tan optimista como parece.
El nuevo sistema de pensiones está basado en cuatro pilares, Solidario, Semicontributivo, Contributivo y Voluntario. Cada uno responde a distintos perfiles de trabajadores y niveles de ingreso. La gran transformación radica en que ahora todos los colombianos cotizarán obligatoriamente a Colpensiones, al menos por una parte de su salario, sin importar si antes estaban en un fondo privado.
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Si ganas hasta 2,3 salarios mínimos legales mensuales vigentes (SMLMV), todo tu aporte irá al Componente de Prima Media, gestionado por Colpensiones. Si ganas más de ese umbral, la diferencia irá al Componente de Ahorro Individual, que sí puede ser administrado por fondos privados. Pero la pensión final la pagará solo Colpensiones, como única entidad reconocida para eso.
¿Cómo se pagará la pensión?
Con el nuevo modelo, los aportes se dividen en dos bolsas: una estatal y una individual. Pero al pensionarte no recibirás dos pagos. Colpensiones consolidará ambas partes y girará una sola mesada. Esto implica menos trámites para el usuario, pero también más responsabilidad sobre Colpensiones, que deberá manejar los fondos con eficiencia y rentabilidad.
Por ley, las pensiones se ajustarán anualmente según el IPC, para que no pierdan valor con la inflación. Y si tu pensión es de un salario mínimo, se actualizará cada vez que suba ese salario.
¿Qué monto te llegará?
Los montos dependen de muchos factores: semanas cotizadas, salario promedio, y ahorro acumulado en la cuenta individual si aplicas. En el caso de quienes no alcanzan los requisitos para pensionarse pero tienen al menos 300 semanas cotizadas, podrán recibir una renta vitalicia (no pensional) bajo el pilar semicontributivo. Este valor no superará el 80% del salario mínimo y no es heredable.
Quienes se encuentren en situación de pobreza o vulnerabilidad extrema podrán acceder a una Renta Básica Solidaria, calculada con base en la línea de pobreza extrema del DANE, ajustada por inflación. Aunque no es una pensión, esta renta puede ser la única fuente de ingreso de muchos adultos mayores excluidos del sistema tradicional
¿Qué pasará con quienes están a punto de pensionarse?
La reforma contempla un régimen de transición. Si al 1 de julio ya cuentas con al menos 900 semanas cotizadas (hombres) o 750 semanas (mujeres), puedes continuar bajo las reglas actuales. Esto busca evitar “romper” los derechos de quienes ya llevan años contribuyendo.
También podrás trasladar tu ahorro individual para completar semanas que te falten, gracias a un mecanismo de equivalencia que será reglamentado próximamente.
¿Qué cambia en términos prácticos?
- Ya no podrás elegir entre fondo privado y Colpensiones: ahora cotizas obligatoriamente en ambos, dependiendo de tu ingreso.
- Colpensiones será el único pagador de pensiones en el país.
- Se espera mayor cobertura, especialmente para quienes hoy no alcanzaban los requisitos tradicionales.
- Se implementará un sistema de ahorro voluntario para quienes deseen mejorar su pensión.
- Las mujeres con ingresos bajos podrán cotizar sin necesidad de hacerlo al sistema de salud, facilitando su vinculación.
El nuevo modelo tiene un enfoque solidario y busca corregir las brechas de acceso. Sin embargo, concentra demasiado poder en Colpensiones, una entidad históricamente criticada por su lentitud y saturación.
Además, aunque la promesa de pensiones más dignas suena bien, la sostenibilidad financiera del sistema es aún una incógnita. La rentabilidad que consigan los fondos, y el manejo técnico que se le dé a Colpensiones, será crucial para que esta reforma no colapse con el tiempo.
En suma, la reforma pensional busca universalizar el derecho a una vejez digna, pero pone sobre la mesa retos complejos de ejecución y equidad. El tiempo y la gestión del Estado dirán si este nuevo modelo es el cambio que Colombia necesita… o solo otro giro burocrático en un sistema que lleva años sin resolver su crisis de fondo.