La Comisión Europea presentó Choose Europe for Science, una ofensiva estratégica que busca seducir a investigadores globales, en especial estadounidenses desencantados con los recortes en su país, ofreciéndoles estabilidad, financiamiento y un entorno más favorable para hacer ciencia entre 2025 y 2027.
La iniciativa llega en un momento clave: la administración de Donald Trump ha reducido drásticamente el presupuesto para la ciencia. Más de 200 proyectos sobre VIH fueron cancelados y universidades como Columbia han sufrido recortes de hasta 400 millones de dólares por tensiones políticas. La comunidad científica en EE. UU. se resiente. Según Nature, tres de cada cuatro investigadores se plantean dejar el país.
Europa ha tomado nota; y responde no solo con dinero, sino con un plan de largo aliento. Choose Europe for Science propone una “súper subvención” de siete años para investigadores de alto nivel, duplicará los apoyos a quienes se trasladen al continente y se compromete a aumentar el gasto en I+D hasta el 3% del PIB antes de 2030.
“La ciencia está siendo cuestionada. Se duda de su valor y de la inversión pública en conocimiento libre. Eso es un error estratégico”, advirtió Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. “Europa opta por la ciencia. Y quiere liderar su defensa”.
Te puede interesar: Italia facilita el acceso al pasaporte europeo a quienes tengan estos apellidos: conoce los requisitos y cómo obtener la ciudadanía
Actualmente, 2 millones de investigadores trabajan en el continente, y Europa gestiona el mayor programa de investigación del planeta: Horizonte Europa, con un presupuesto que supera los 93.000 millones de euros. En los últimos 40 años, 33 Premios Nobel han sido apoyados por sus fondos.
El llamado no es simbólico; la plataforma EURAXESS centraliza miles de vacantes científicas en laboratorios, universidades y centros tecnológicos en todo el continente. Y las Acciones Marie Skłodowska-Curie ya han abierto una convocatoria con 404,3 millones de euros para becas postdoctorales.
En paralelo, otras instituciones europeas se han sumado al esfuerzo. La Universidad de Aix-Marsella lanzó el programa “Un lugar seguro para la ciencia” para acoger a científicos despedidos o censurados en EE. UU. La Sociedad Max Planck, en Alemania, creó una iniciativa transatlántica para abrir centros conjuntos con investigadores estadounidenses.
España también quiere un rol protagonista. Ha duplicado la financiación del programa Ramón y Cajal y reforzado el plan ATRAE con 45 millones de euros adicionales. El país ofrece hasta un millón de euros por investigador extranjero que se instale en su territorio.
“Queremos que vengan a hacer la mejor ciencia posible, libre de restricciones ideológicas. Europa ofrece una vida digna, investigación libre y apoyo institucional. Eso marca la diferencia”, subrayó Juan Cruz Cigudosa, secretario de Estado de Ciencia de España.
Mientras en EE. UU. se apagan laboratorios y se silencian voces críticas, Europa busca consolidarse como refugio y motor del conocimiento científico global.