Uno de los momentos más inquietantes de El Juego del Calamar 3, la serie surcoreana de Netflix, no involucró sangre ni violencia explícita. Fue la aparición de un bebé, aparentemente real, que dejó a miles de espectadores preguntándose si lo que veían en pantalla era un recién nacido o una avanzada creación tecnológica. La respuesta, confirmada por el propio equipo de producción, ha sorprendido tanto como la escena: el bebé no es humano, sino un robot hiperdetallado diseñado para parecer, moverse y sentirse como un recién nacido.
La revelación ha generado un enorme interés no solo entre los fanáticos de la serie, sino también en el mundo de la tecnología y los efectos especiales, por el nivel de realismo alcanzado. Según explicó Lee Jung-jae, protagonista de la serie, interactuar con este robot facilitó su actuación: “Construimos un robot con la forma y el peso de un bebé recién nacido. Tenía expresiones faciales reales y se movía como un verdadero bebé. Eso me ayudó mucho con mi actuación”, afirmó el actor en una entrevista.
¿Cómo lo hicieron?
Aunque en la industria cinematográfica ya es común recurrir a muñecos o efectos visuales generados por computadora (CGI) para escenas con bebés, lo logrado en El Juego del Calamar 3 va un paso más allá. El equipo de producción utilizó un robot animatrónico de alta gama, desarrollado por especialistas en efectos prácticos de la empresa británica Millennium FX, reconocida por sus trabajos en franquicias como Doctor Who y Black Mirror.
Este bebé robótico no solo imitaba la apariencia de un recién nacido, sino que incorporaba sensores y microactuadores que permitían replicar movimientos espontáneos: parpadeos, gestos faciales sutiles y microexpresiones que, según expertos en robótica, son extremadamente complejas de programar. Además, se cuidaron detalles como el peso y la textura de la piel, logrados con siliconas médicas de alta fidelidad.
Crear un robot con ese nivel de realismo no es tarea sencilla ni económica. Según reportes de la industria, un animatrónico de estas características puede costar entre 50.000 y 150.000 dólares, dependiendo del nivel de detalle y funcionalidad. El proceso de fabricación puede tomar varias semanas e involucra expertos en robótica, ingeniería biomédica, escultura y programación.
¿Por qué no usaron CGI?
Aunque el CGI permite simular bebés en pantalla, el director Hwang Dong-hyuk decidió apostar por una solución práctica. La razón no fue solo técnica, sino simbólica. “Quería que los actores interactuaran con algo tangible, con peso, con presencia real. Eso transmite mucho más que una imagen generada por computadora”, explicó el creador de la serie.
Además, el bebé tiene un significado profundo dentro de la narrativa. En un contexto tan brutal y deshumanizado como el de El Juego del Calamar, la presencia de un recién nacido, aunque sea un robot, representa la última chispa de inocencia en un mundo corrompido por la ambición y la violencia.
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El uso de robots hiperrealistas en cine y televisión no es nuevo, pero cada vez se perfecciona más. Series como The Mandalorian ya sorprendieron al mundo con el realismo de Grogu (conocido como “Baby Yoda”), también creado a partir de animatrónica avanzada. Sin embargo, lo logrado en El Juego del Calamar 3 eleva el listón por el nivel de detalle y el peso emocional que representa el personaje.
Más allá del morbo o la curiosidad tecnológica, este bebé robótico encarna un dilema moderno: hasta dónde podemos o debemos llegar al recrear la vida con tecnología. En este caso, la respuesta fue clara: hasta donde sea necesario para estremecer y hacer reflexionar al espectador.
Imagen: Captura de Pantalla