Llega a Netflix “Estado de fuga 1986”: ¿por qué regresar a una herida puede ser necesario?

Mañana llegará a Netflix “Estado de fuga 1986”, una serie que se atreve a mirar de frente uno de los episodios más desconcertantes y dolorosos de la historia reciente de Bogotá: la masacre del restaurante Pozzetto.

Su lanzamiento no solo revive un caso que marcó a toda una generación; también propone algo más arriesgado: explorar los vacíos, las sombras y las obsesiones detrás de un crimen que sigue sin respuestas completas casi cuatro décadas después.

La presentación del primer episodio en la Cinemateca de Bogotá dejó claro que la serie no busca reconstruir el hecho de manera literal ni repetir lo que ya se sabe. El equipo creativo, encabezado por la guionista Ana María Parra, el actor Andrés Parra y el escritor Mario Mendoza, planteó una pregunta que atraviesa la obra completa: ¿un asesino nace o se hace?

Desde ahí, la ficción se convierte en un laboratorio emocional y psicológico que indaga no solo en el asesino, sino en quienes lo rodearon, en los silencios que nunca se nombraron y en las señales que pudieron haberse visto… o no.

En la conversación previa a la proyección, Parra explicó que el motor de la historia no es descubrir quién mató, sino por qué alguien cruzaría ese límite. Ese enfoque redefine el relato. En vez de centrarse en el monstruo, la serie se ocupa del territorio difuso que existe entre la razón y la locura, entre el poder de la influencia y la vulnerabilidad humana.

León —el protagonista interpretado por José Restrepo— encarna ese desconcierto: un joven brillante que descubre que su amigo y mentor es el responsable del crimen, pero no logra recordar qué ocurrió en los días previos ni qué tan cerca estuvo de convertirse en cómplice involuntario.

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Ese es, quizás, el aporte más valioso de Estado de fuga 1986: su decisión de profundizar en la memoria, la culpa y la responsabilidad. En un país que ha intentado narrar sus violencias desde muchos ángulos, esta serie elige uno poco habitual: el de la intimidad emocional, el de las heridas que no se ven pero que modifican a quienes las cargan.

La proyección en la Cinemateca reunió a actores, directores y figuras de la industria que pudieron ver de primera mano ese tono inquietante que tendrá la serie. Un thriller que funciona como novela psicológica, que avanza por capas, como una cebolla, revelando secretos que no solo pertenecen al asesino, sino también a la sociedad que lo permitió.

Mañana, cuando la serie se estrene en Netflix, el público colombiano tendrá la oportunidad de enfrentarse nuevamente a esa pregunta incómoda. Y quizá entender que narrar estas historias no busca abrir heridas: busca evitar que se repitan.

Digna Irene Urrea

Digna Irene Urrea

Comunicadora social y periodista apasionada por las buenas historias, el periodismo literario y el lenguaje audiovisual. Aficionada a la tecnología, la ciencia y la historia.

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