La inteligencia artificial dejó de ser un concepto futurista para convertirse en una herramienta que millones de personas utilizan a diario, muchas veces sin siquiera notarlo. Según el informe más reciente de Menlo Ventures sobre el estado de la IA de consumo, este fenómeno ya no es experimental: es un hábito en plena expansión.
Más de 1.700 millones de personas en todo el mundo han usado IA en los últimos seis meses y cerca de 600 millones interactúan con ella todos los días. Sin embargo, a pesar de este crecimiento, el informe revela una paradoja que pocos esperaban: mientras el uso aumenta, el verdadero valor económico sigue sin despegar.
Hoy, el mercado global de IA para el consumidor mueve alrededor de 12.000 millones de dólares, una cifra modesta si se compara con el tamaño potencial del negocio. Solo el 3% de los usuarios paga por servicios premium. Incluso gigantes como ChatGPT apenas logran que el 5% de sus usuarios semanales se conviertan en clientes de pago.
Para los expertos, esta brecha entre uso y monetización es, al mismo tiempo, un desafío y una oportunidad. Si las empresas logran demostrar un valor real y tangible, podrían transformar la IA en un mercado de cientos de miles de millones de dólares anuales.
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El informe también rompe con algunos mitos sobre quiénes están adoptando esta tecnología. Si bien los jóvenes lideran la curva, los datos muestran que la adopción de la IA no es exclusiva de las nuevas generaciones. Casi la mitad de los Baby Boomers en Estados Unidos, personas de entre 61 y 79 años, han utilizado IA recientemente, y un 11% la usa todos los días.
Otro dato llamativo es el papel de los padres. El 79% de quienes tienen hijos menores de 18 años ya usa IA, y casi un tercio la utiliza a diario. No se trata solo de tareas laborales, sino de ayuda práctica en el hogar: desde hacer listas de equipaje hasta planificar actividades escolares o resolver dudas académicas.
El estudio también deja claro que el principal motor de adopción no es la fascinación por la tecnología, sino su utilidad inmediata. La mayoría de las personas recurre a la IA para tareas sencillas: redactar correos electrónicos, organizar listas de compras, investigar temas cotidianos o planificar comidas.
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Sin embargo, esta “utilidad superficial” también es una de las principales críticas que hace el informe. Aunque millones de personas usan IA, el impacto aún se concentra en pequeñas tareas, sin que se evidencie una transformación profunda en la forma de trabajar, aprender o resolver problemas complejos.
Además, el dominio de unos pocos actores limita la diversidad de opciones. Herramientas generales como ChatGPT, Google Gemini o los asistentes de voz integrados en dispositivos capturan más del 80% del gasto en IA de consumo. La mayoría de las personas prefiere la comodidad de lo conocido, incluso si existen alternativas más especializadas o potentes.
Para Menlo Ventures, la verdadera revolución llegará cuando los consumidores descubran soluciones que realmente superen esa comodidad inicial. El cambio solo ocurrirá si las nuevas herramientas ofrecen beneficios tan evidentes y superiores que valga la pena romper el hábito y migrar.
Por ahora, el mercado sigue abierto. La integración de IA en teclados, buscadores y aplicaciones cotidianas es apenas el primer paso. La próxima frontera será demostrar que la IA puede ir más allá de escribir correos o crear listas: que puede resolver problemas complejos, optimizar el trabajo, apoyar la educación o incluso impactar en la salud.
Mientras tanto, la pregunta sigue en el aire: ¿estamos usando la IA solo como un atajo para tareas simples o realmente estamos listos para que transforme de fondo nuestra vida diaria? El potencial está ahí. Solo falta que alguien lo aproveche de verdad.
Imagen: Archivo ENTER.CO