En el marco del festival de cine francés en el país, tuvimos la oportunidad de ver ‘Yves Saint Laurent’, una película biográfica de uno de los íconos de la moda más reconocidos en los últimos 100 años. Sin embargo, al salir del teatro me sentí bastante decepcionada, en primer lugar porque estaba convencida de que Louis Garrel (el francés más sexy sobre la faz de la tierra) actuaba en el filme y segundo, porque nada de lo que había leído sobre la película lo vi en pantalla.
Después de una búsqueda rápida en internet, el misterio se resolvió: este año, dos películas sobre la vida del talentoso Saint Laurent fueron exhibidas: ‘Yves Saint Laurent’ y ‘Saint-Laurent’. La que yo vi –la primera- no era claramente la que estaba esperando. Dejando de lado el episodio de confusión y concentrándome exclusivamente en la película que vi, esta cinta dirigida por Jalil Lespert, definitivamente no supo llenar mis expectativas.
La historia: más forma menos fondo
Lo que sucede con las películas biográficas es que la historia ya está contada. Es decir, ya se sabe de antemano muchos episodios cruciales en la vida de esa figura pública. Lo que hace diferente a una ‘biopic’ de otra, más allá de lo circunstancial, es la forma en la que el director elige contar los episodios, la forma en la que divide temporalmente los hechos, los detalles de vestuario, la caracterización de personajes, escenario o diálogos se transforman narrativamente en elementos poderosos, que lleven de cerca al espectador a la vida de una celebridad.
Pierre Bergé (el amor de la vida de St. Laurent) es el encargado de narrarnos esta historia desde su voz en primera persona. Él es el que nos empieza involucrar en la vida del ícono de la alta costura, pero su relato es aburrido y sus comentarios son poco relevantes. A modo de anécdota y a propósito de mi confusión de los primeros párrafos, el verdadero Bergé mostró su apoyo oficial a la versión de Lespert y no a ‘Saint Laurent’. Incluso manifestó su inconformidad al respecto, hecho que despertó la atención alrededor de la vida del diseñador que murió en 2008.
Todo empieza en 1957 cuando el joven Saint Laurent, de tan solo 21 años, debe hacerse cargo de la reconocida casa de moda Christian Dior, quien falleció y designó al joven diseñador como su sucesor. En su primer desfile a la cabeza de Dior conoce a Pierre Bergé, el hombre que le cambiará la vida para siempre, convirtiéndose en su socio y amante.
En compañía de Bergé, Saint Laurent creará su propia casa de alta costura: Yves Saint Laurent, la cual revolucionará completamente la moda femenina. Amor, engaño, fama, desborde, moda y confusión son algunos de los elementos claves que veremos durante los 106 minutos que dura la cinta. Su protagonista, Pierre Niney, tiene un gran parecido con el verdadero Saint Laurent y tiene una sólida actuación, un plus en este tipo de películas.
Drama en declive, el paso del tiempo mal contado
Los primeros minutos de la película son provocadores, principalmente porque están cargados de emoción y sucesos determinantes en la historia. Los disfrutará muchísimo sobre todo si es fanático de la moda ya que automáticamente se sentirá capturado por el ambiente arrollador entre siluetas, bocetos, colores, encajes, diseños y por supuesto, la lindísima imagen de París que enamora a cualquiera. Sin embargo, con el pasar de los minutos, el drama se congela en una especie de cápsula del tiempo en la que a pesar de que suceden cosas relevantes para el desarrollo de la historia, las escenas se tornan aburridas y todo parece más igual. El desarrollo del descenso de Saint Laurent, su caída en el mundo de las drogas, el desborde de su homosexualidad, la enfermedad y los excesos se ven monótonos y repetitivos.
Por otro lado, el paso del tiempo parece notarse muy poco. Más allá de los mensajes en pantalla que indican el año en el que nos encontramos, la caracterización de los personajes secundarios a través del tiempo es muy poco notable. Salvo en la figura de Saint Laurent, muchos personajes que lo acompañaron desde el principio parecen haberse congelado también en el tiempo en donde pocos detalles de apariencia física indican que dos décadas pasaron en el medio. Parece un detalle menor, pero a la hora de hacer una ‘biopic’ este tipo de elementos son importantísimos.
Además, para mí sigue siendo un misterio el hecho de que la historia se interrumpiera abruptamente en 1976, dejando por fuera 30 años de la vida del icónico diseñador.
Una postal a la moda: escenarios y mujeres
Retomando un comentario del segmento anterior, ‘Yves Saint Laurent’ está recreada principalmente en París, con varias menciones a Argelia, país natal de Saint Laurent, algunas escenas en Marruecos (espacio que busca recrear el exotismo y punto de quiebre en su relación con Bergé) y algunos escenarios a las afueras de París. Estéticamente, las imágenes son atractivas. Allí, su director logra acercarnos a encuadres llamativos, imágenes preponderantes o simplemente capturas extraordinarias como la que vemos a Saint Laurent tomando el sol cerca de una piscina. También llama la atención las imágenes de los diseños Saint Laurent o las fotografías de sus colecciones, especialmente ‘Mondrian’; diseños originales que fueron prestados para la realización de la cinta.
Con varios episodios nos damos cuenta de que el filme hace mucho énfasis en la homosexualidad del genio de la moda. Sin embargo, creo que la importancia de las grandes mujeres de la vida de Saint Laurent, sus verdaderas musas como Loulou de la Falaise o Betty Catroux, no se desarrolla con la misma fuerza narrativa con la que la se destacó su relación con los hombres. Una vez más, no logra capturar o ir más allá de lo anecdótico.
Conclusión
La historia deja una sensación de ‘algo falta’ (más allá de los 30 años que no se contaron), los últimos minutos podrían haberse narrado de una forma diferente para no dejar al espectador insatisfecho. Además, creo que pusieron foco en algunos personajes en los que luego parece ser que hubiesen dejado cabos sueltos, como puede ser el caso de Victoire, una de sus grandes amigas y modelos favoritas.
La vida de esta legenda atormentada, depresiva e insatisfecha parecía ser la promesa de una buena película pero que realmente se queda en una historia emocionalmente superficial y bastante lenta, a pesar de ser una cinta de 106 minutos. Si bien la película recrea sus altibajos, inconformidades, obsesiones y actos autodestructivos, la esencia compleja de este hombre en angustia no se llega transmitir al cuerpo de los espectadores, todo parece una sucesión cronológica de episodios de la vida de Saint Laurent sin mayor profundidad ni una interpretación sólida del director.
Si por casualidad usted no tiene ni idea de la vida de este hombre de la moda y le interesa la temática, esta puede ser una buena introducción para tener una idea de su apasionante mente creativa. De todos modos creo que sería un buen ejercicio comparar las dos diferentes películas de Saint Laurent.
Imágenes: Cineplex.