Desde hace un par de años Netflix descubrió que el secreto para mantener una base de suscriptores está en el contenido original. Y por eso, la plataforma ha buscado tener al menos un nuevo éxito por año. Es necesario, porque Netflix sabe que no puede sobrevivir del éxito de series como ‘House of Cards’ o ‘Orange is the New Black’ por siempre.
En 2017 el fenómeno con el que arrasó fue ‘Stranger Things’. La serie se perfilaba como una de las nuevas apuestas de Netflix, pero pocos anticiparon que se convertiría en uno de sus más importantes recursos. Haciendo una mezcla entre terror, ciencia ficción y nostalgia, la serie se convirtió en un favorito inmediato. Y su final de temporada dejó claro que lo más extraño estaba solo por llegar. Con esos precedentes, ‘Stranger Things 2’ aterriza en un ambiente lleno de expectativas.
La primera conclusión es que el éxito de los hermanos Duffer no fue producto de la suerte. Si algo comprueba ‘Stranger Things 2’ es que hay una conciencia en los elementos que funcionan en el show. El carisma de sus actores se mantiene, es un sentido homenaje a la nostalgia con decenas de referencias y una curva final que te mantiene pegado. Pero, por desgracia, no consigue superar la primera temporada y comete ciertos errores. Tiene personajes secundarios sin peso y un comienzo que le quita ritmo al show.
La primera conclusión que sacas después de ver ‘Stranger Things 2’ es que el éxito de los hermanos Duffer no fue producto de la suerte.
‘Stranger Things’: una secuela bien hecha
Hay varios elementos que consiguen duplicar el éxito que tuvo la primera temporada de ‘Stranger Things’. En primer lugar, cuenta con un sólido elenco de actores que crea empatía inmediata con el público. Los niños siguen entregando una actuación que no solo conecta, sino que se mantiene fresca y natural.
Incluso, algunos de los adultos brillan todavía más esta temporada. Jim Hopper (David Harbour) tiene algunos de los mejores momentos en ‘Stranger Things 2’, con una trama que entrega una perspectiva mucho más humana del personaje. El show incluso consigue que Bob Newby (Sean Astin) se convierta en un inmediato favorito del público.
Los últimos cinco episodios son adictivos, con una serie de capítulos que sabe cómo mantenerte en vilo y llamar tu atención. Es en este punto en el que la serie reúne algunas de las subtramas que ha estado trabajando y se centra en una sola historia llena de adrenalina y tensión.
Experimentos fallidos
No todo es perfecto en este regreso a Hawkings. ‘Stranger Things 2’ comienza con un ritmo bastante lento. Los primeros episodios sirven para poner en contexto lo que ha pasado, pero también para presentar diferentes historias que ‘separan’ a cada uno de los personajes. El resultado es una historia que se siente más difusa y que no tiene la carga de urgencia que ofrecen los primeros episodios de hace un año.
También hay una serie de historias que se sienten extendidas o que no merecen la atención. En el caso de Eleven (Millie Bobby Brown) esto se puede rastrear en ciertos episodios que buscan expandir su pasado, pero que no logran aportar gran cosa al trasfondo o evolución del personaje. A lo sumo, se siente que el mismo resultado se pudo lograr con la mitad de tiempo en pantalla.
‘Stranger Things 2’ se siente como un espacio para que los hermanos Duffer experimentaran con su historia y con los personajes. Y la tasa de éxito es mixta. Por un lado, ciertos personajes e historias cobraron más brillo (la relación entre Dustin y Steve, por ejemplo). Sin embargo, en otros momentos se siente que algunas ideas no funcionaron tan bien en la práctica como en la teoría.
Sería igual si se hubieran perdido
Es fácil afirmar que ‘Stranger Things 2’ integra personajes a la trama que no son realmente relevantes o tienen el impacto necesario. Billy, por ejemplo, fue pensado como un villano humano que sirviera como contrapeso para la maldad sobrenatural que abunda en el show. Sin embargo, en la práctica no aporta en absoluto a la serie. Billy no se siente como un antagonista, sino simplemente como un cretino. Ni siquiera en el clímax su aparición tiene el impacto o tensión que ofrecen otros personajes.
Lo mismo se puede decir de su hermana, Max. Aunque el personaje tiene un propósito dentro del grupo de niños, su importancia en la trama es más bien mínima. Tampoco parece agregar algo nuevo a la historia o incluso tener química con el resto de ellos. Al final parece que su única misión es despertar conflictos.
Billy no se siente como un antagonista, sino simplemente como un cretino.
Este problema incluso se expande a otros personajes como Jonathan Byers. Si en la anterior temporada tenía el rol de servir como puente entre Will y sus amigos, en ‘Stranger Things 2’ su papel se reduce a un nivel secundario, estando al margen de la acción la mayoría del tiempo. Si hay un recurso que tenga el show de Netflix es sus protagonistas, por lo que preocupa que este sea uno de sus mayores problemas en la segunda parte.
‘Stranger Things 2’: ¿un final modificado?
‘Stranger Things 2’ se siente como la conclusión original que los hermanos Duffer tenían para el show. Al finalizar la serie la mayoría de los conflictos importantes se resuelven, con pequeñas subtramas pendientes. Más importante aún es que el final deja muchos menos misterios corroyendo tu cabeza, al menos en comparación a la anterior temporada.
Tampoco es claro cuál es el horizonte o futuro que tiene planeada la serie. Aunque el final insinúa que el peligro no ha terminado, lo cierto es que se siente un poco forzado el regresar a Hawkings una vez más a enfrentarse a los mismos monstruos. No hay cicatrices o secretos por revelar.
Por supuesto, es posible que los hermanos Duffer tengan un plan. Es muy pronto para afirmar que la tercera parte de la serie lastimará la historia que construyó Netflix. Pero hay un sentimiento de preocupación en el aire. El mayor misterio que deja ‘Stranger Things 2’ no es sobre el ‘monstruo de humo’ o el regreso de ‘cierto personaje’. La mayor duda es si hay méritos para completar esta trilogía.
Imágenes: Netflix