Evaluación: Samsung Galaxy Gear

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Así es el reloj. Foto: ENTER.CO.

Samsung se lanzó al agua. Tras el debut de los relojes inteligentes de Sony y Pebble, duramos meses especulando sobre quién sería el próximo gigante en incursionar en ese mercado. Los rumores sobre Apple no cesaban, pero un buen día Samsung hizo su anuncio oficial: el Galaxy Gear sería el primer ‘smartwatch’ de la compañía surcoreana.

Lo que está en juego con el Gear no solo es si es un dispositivo bien hecho o no. También es la definición de un nuevo segmento del mercado tecnológico. Samsung tiene la oportunidad de mostrarle a la gente para qué demonios necesita un reloj inteligente, qué posibilidades se abren con él y qué puede hacer ese ‘gadget’ mejor que cualquiera de las otras pantallas que ya pueblan nuestras vidas.

No esperamos un triunfo absoluto en este primer intento; el camino de la innovación es duro y cada acierto suele venir precedido por una camada de errores. Sin embargo, someter una idea al fuego del mercado implica que será evaluada y criticada, no solo por la prensa sino también –y sobre todo– por los usuarios finales, que serán quienes decidan con su dinero si el producto vale la pena o no.

Tuvimos el reloj en nuestro poder por algunas semanas, cortesía de Samsung. Lo probamos, y aquí está nuestra evaluación.

La propuesta

Samsung Galaxy Gear
Así es el reloj. Foto: ENTER.CO.

El Samsung Galaxy Gear es una pantalla táctil cuadrada de 1,6 pulgadas con hardware de smartphone –procesador, memoria, almacenamiento, batería recargable, cámara y sensores– y adosada a un pulso de reloj. Tiene una versión hecha a la medida de Android, incluye algunas aplicaciones y se comunica a través de Bluetooth de baja potencia con el Samsung Galaxy Note 3 o el Samsung Galaxy Note 10.1 edición 2014, los únicos dispositivos con los que es compatible por ahora.

El hardware no era un gran misterio. Samsung tiene la experiencia y la cadena de producción necesarias para fabricar esta clase de dispositivos. El reto era meter un celular de medianas prestaciones en el ‘encaje’ de un reloj, algo que tiene muchos méritos técnicos pero que no es más que un giro interesante para una tecnología conocida. No había mucho riesgo de fallar aquí.

La ‘salsa secreta’, lo que determinará si el Galaxy Gear es un éxito o un fracaso, es el software. Piensen en el hardware como un cuaderno en blanco; lo interesante es lo que se ponga en él. Se puede escribir un cuento mediocre o una gran novela, y eso dependerá de la interfaz y las aplicaciones.

Aquí, Samsung decidió jugar seguro. Diseñó una interfaz muy básica, que se maneja con deslizamientos del dedo desde los extremos del dispositivo. Incluyó funcionalidades que, a su juicio, permitirían que el usuario pueda hacer el manejo básico de su smartphone desde su muñeca: manos libres, calendario, alarma, notificaciones, cronómetro y contactos. Añadió además algunas apps que tendrían sentido en una pieza de tecnología vestible: una interfaz para tomar fotos y hacer vídeos y un podómetro.

Lo que determinará si el Galaxy Gear es un éxito o un fracaso es el software

Finalmente, escogió un selecto grupo de desarrolladores para ampliar los horizontes de lo que el Gear podría hacer. Entre ellas está Banjo, que muestra dónde están los contactos de redes sociales del usuario según sus publicaciones geolocalizadas, Evernote, la popular aplicación para tomar y organizar notas en múltiples formatos, MyFitnessPal, una app que permite llevar un registro de lo que el usuario come y del ejercicio que hace, y Vivino, una base de datos que permite obtener información de un vino con la foto de su etiqueta.

Los aciertos

La cámara es de lo mejor que tiene. Foto: ENTER.CO.
La cámara es de lo mejor que tiene. Foto: ENTER.CO.

Dado que el hardware era la pieza menos compleja del rompecabezas, es allí donde los resultados fueron mejores. La correa y el reloj en general son robustos y resistentes; más que un delicada pieza de tecnología se sienten como un ‘gadget’ diseñado para aguantar el día a día de una persona activa. También es un acierto que su temperatura siempre sea la misma: si se calentara, sería muy incómodo de llevar. Ayuda además que el dispositivo cumpla con el estándar IP55 de resistencia al agua, lo que garantiza que un eventual chapuzón no será un problema para el Gear. Es más, si quisiera, podría bañarse con el reloj puesto.

La cámara hace muy bien su trabajo.

La cámara de 1,9 MP hace su trabajo sin problemas. Está pensada para tener a la mano una forma de tomar fotos que sirvan como memos rápidos, o para capturar momentos de esos que duran menos de un segundo. Eso lo hace muy bien: la medición de luz y el enfoque son veloces y permiten que las fotos sean claras y se tomen muy rápido. El único problema es que subirlas al celular es dispendioso, pero eso es culpa de la terrible aplicación de galería del Note 3. Aquí unas fotos:

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La pantalla también hace la tarea sin objeciones. Su brillo automático se ajusta correctamente a las diferentes situaciones. Incluso en plena luz del día se puede leer la hora sin ningún problema. Su respuesta táctil casi siempre es buena, aunque en ocasiones hay que hacer un toque o un movimiento de más. Sin embargo, como ya veremos, ese parece ser más un tema de software.

Finalmente, debo confesar que tengo sentimientos encontrados frente a la batería. No me molesta la idea de tener que recargar un reloj –aunque hay usuarios a quienes sí–, y el proceso es prácticamente indoloro. Con una hora y media de carga se obtiene alimentación suficiente para entre un día y medio y dos de uso normal.

Por una parte, siento que eso es un acierto: es una duración notable, que permite prácticamente olvidarse de la pila. Pero por otra parte, el Gear palidece si lo comparamos con otros relojes, como el Pebble Smartwatch. El reloj de Pebble ofrece hasta ocho días de uso con una sola recarga. La pantalla del reloj de Samsung es de AMOLED a todo color, y la del reloj de Pebble es de ‘papel electrónico’ (e-paper) y no muestra colores. A pesar de eso, me cuesta entender cómo dos dispositivos que hacen casi lo mismo tienen entre sí una diferencia tan abismal en la pila.

Samsung Galaxy Gear
Así se recarga. Foto: ENTER.CO.

Los problemas

A primera vista, la interfaz para navegar el dispositivo hace su trabajo. Es fácil aprender a usarla y acostumbrarse a ella; son pocos gestos y son consistentes a lo largo de los menús y aplicaciones. Sin embargo, hay detalles que entorpecen un poco la experiencia.

El micrófono del manos libres no tiene cancelación de ruido. El usuario puede hacer y recibir llamadas si acomoda el Gear cerca de la oreja. La recepción está bastante bien, se puede escuchar al interlocutor con claridad y buen volumen. Pero si se está en la calle o en un sitio ruidoso, es probable que la voz del usuario no se escuche tan clara, pues el micrófono mezcla el ruido externo con la voz –algo que ya soluciona cualquier smartphone–.

Además, el software del Galaxy Gear no es tan bueno como debería ser. La mayor parte del tiempo funciona bien, pero hay ocasiones en las que la respuesta táctil se queda congelada. Además, algunas aplicaciones se bloquean con una frecuencia mayor que lo aceptable, especialmente si usan la cámara.

Pero estas son molestias menores al lado del funcionamiento de las notificaciones. La promesa es que, cada vez que llegue un aviso de alguna de las apps soportadas por el Gear, como Facebook, Twitter, Gmail, Google Now o Google Hangouts, la notificación llegará a la pantalla del reloj. Esto efectivamente ocurre, pero la notificación como tal no se puede leer: lo único que muestra el reloj es que hay un texto que pide agarrar el teléfono para verla. Como quien dice, es mejor sacar el Note 3 del bolsillo de una vez: así el usuario se ahorra un paso. Es una notificación sin contenido, lo que no tiene mucho sentido si el objetivo del reloj es ‘diseñar la vida’, como la empresa dice en su publicidad. Véanlo:

Samsung Galaxy Gear
Las notificaciones son el colmo. Foto: ENTER.CO.

El resultado de esto es que el Galaxy Gear termina siendo un dispositivo odioso. El usuario se llena de pitidos y vibraciones inoficiosas en la muñeca, que son más útiles y mucho menos molestas en el bolsillo del pantalón o en otras palabras, en el dispositivo adjunto. El usuario puede configurar su Gear para que no lo notifique de las notificaciones de esas aplicaciones, y es mejor hacerlo. Pero que la funcionalidad más útil del reloj funcione así de mal causa una desazón difícil de superar.

Las notificaciones mal logradas hacen que el Galaxy Gear termine siendo un dispositivo odioso.

El reloj se entiende mejor con los servicios nativos de Samsung. Los correos que llegan a la aplicación de Gmail no se pueden leer en el Gear, pero sí los que llegan a la app de Samsung. Los mensajes de chat de Hangouts no funcionan bien, pero sí los de Samsung Chat. El problema con eso es que el usuario termina obligado a adaptarse a su dispositivo y no al revés, que es como debería ser. Además, las apps nativas del Note 3 suelen ser inferiores a otras opciones que hay en el mercado.

Otro problema del Gear es que solo funcione con el Galaxy Note 3 y el Note 10.1 de 2012. La razón para que no pudiera usarse con más modelos radica en que solo ellos tienen la versión de TouchWiz –el skin de Android de Samsung– con Android 4.3, la única compatible con el estándar de Bluetooth de baja potencia que el Gear usa para comunicarse con el teléfono.

El reloj no puede hacer casi nada si no está conectado a un smartphone

Ha habido demoras: en el lanzamiento del dispositivo se dijo que el soporte a otros modelos llegaría en octubre, y lo último que anunció la empresa es que eso ocurriría en diciembre. El problema con esto es que el Galaxy Note 3 es una barrera de entrada demasiado elevada. No solo porque es bastante caro, sino también porque su gran tamaño lo hace incompatible con el estilo de vida de muchos de los potenciales usuarios del Galaxy Gear.

Esto empeora si se tiene en cuenta que el reloj no puede hacer casi nada si no está conectado a un smartphone. Esa condición le quita movilidad a un dispositivo que está pensado para ser casi parte del cuerpo del usuario. Y ahora, si le sumamos que las actualizaciones de los dispositivos de Samsung tienen que pasar por las manos de los operadores, es posible que el tiempo de espera sea mucho mayor. Samsung mismo se está restringiendo su mercado potencial, ya que el gadget no es compatible con sus equipos más populares (el S4 y el S III).

Las esperanzas

Samsung Galaxy Gear
Inseparables. Foto: ENTER.CO.

Que las apps no funcionen del todo bien es frustrante, porque ellas dan una pequeña muestra de lo que podría hacer un dispositivo como el Galaxy Gear si todas sus piezas estuvieran bien engranadas.

Hay algunas que hacen cosas muy buenas: Evernote, por ejemplo, permite llevar listas y crear notas de voz de una manera muy orgánica e instantánea. Vivino es bastante práctica también, y nos hace pensar en que una app como Shazam o Soundhound debería salir pronto. Aunque se bloquea mucho, MyFitnessPal tiene herramientas muy bien pensadas –como la posibilidad de escanear los códigos de barras de los empaques con la cámara del Gear– para registrar rápidamente lo que el usuario come, y S-Voice es útil, confiable y transparente.

El Gear no recorre todo el camino, pero sí tiene la virtud de revelarlo

Al comienzo planteaba la pregunta de qué es lo que un reloj inteligente hace mejor que cualquier otra pantalla. Viendo el Gear en acción, la respuesta es: nada. Un smartphone es un mejor teléfono, una mejor cámara y un mejor dispositivo inteligente. Un reloj de pulso es un mejor reloj. ¿Cuál es, entonces, el valor de esta clase de dispositivos? Creo que la respuesta es que un ‘smartwatch’ podría hacer muchas cosas razonablemente bien, y hacerlas de forma más práctica para el usuario.

En este dispositivo vemos algunas insinuaciones de esto. La cámara instantánea y a la mano tiene valor, la posibilidad de crear memos es valiosa, y algunas apps hacen que el dispositivo tenga sentido; las bases están allí. El Gear no recorre todo el camino, pero sí tiene la virtud de revelarlo.

Por eso, y más allá de que este dispositivo no sea bueno, su lanzamiento tiene mucho sentido para Samsung. Le permite poner a prueba sus ideas y evaluar qué quiere el mercado y qué se puede hacer con el software correcto. Tan importantes como los aciertos son los errores, y si Samsung hace las cosas bien, el primer Gear será la base para que los próximos modelos sí sean mucho más valiosos y recomendables.

El Galaxy Gear aun no está listo para su uso masivo

Dicho esto, nuestra conclusión es que este dispositivo aun no está listo para su uso masivo. Que solo sea compatible con el Note 3, y que los planes inmediatos sean para otros dispositivos de Samsung, impone una barrera de entrada demasiado elevada. Sus notificaciones son un fiasco, su software podría y debería funcionar mucho mejor y le pide demasiados sacrificios al usuario a cambio de pocos beneficios. El reloj inteligente es una categoría prometedora, pero el Samsung Galaxy Gear es una realidad decepcionante.

José Luis Peñarredonda

José Luis Peñarredonda

Un día me preguntaron sobre mis intereses y no supe por dónde empezar. Decidí entonces ponerlos en orden y dibujé un diagrama de Venn para agruparlos a todos: Internet, cine, periodismo, literatura, narración, música, ciencia, fotografía, diseño, política, escritura, filosofía, creatividad... Me di cuenta de que en toda la mitad de ese diagrama, en el punto en el que todos estos círculos confluyen, está la tecnología. Eso me llevó a ENTER.CO. Estudié Periodismo y Filosofía en la U. del Rosario. PGP: http://bit.ly/1Us3JoT

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