Es interesante que Lanix, una empresa latinoamericana con fábricas en México y Chile, esté participando en el mercado de los tablets. Y lo más importante es que el iLium Pad, su primera incursión en este segmento, es un producto competitivo y una opción válida para quienes están buscando un tablet con Android. En líneas generales, se trata de un ‘gadget’ que hace su trabajo y tiene el potencial de ofrecer muy buenas posibilidades de consumo de medios, aunque tiene algunos problemas de diseño que impiden que la experiencia sea mejor.
Por fuera: un diseño que deja mucho que desear
La primera impresión que nos llevamos al ver el iLium Pad era que parecía un tablet muy pesado. Su carcasa es demasiado voluminosa y su diseño la hace ver un tanto tosca. Algo a lo que estamos acostumbrados en este tipo de gadgets es a que su forma los haga parecer ligeros y versátiles, y eso es algo que está ausente en el iLium Pad. Sin embargo, ya con el aparato en la mano, sus 760 gramos de peso no se sienten muy superiores al los 700 de un iPad.
Al cargarlo, cuesta un poco acomodarse a su forma. Se extraña especialmente una superficie rugosa que impida que el tablet se resbale de las manos (algo crítico cuando se usa en la cama, por ejemplo). En general, su construcción se siente sólida y el tablet parece robusto y resistente, lo que lo convierte en un ‘gadget’ atractivo para ambientes de trabajo pesado. Sin embargo, Lanix sí podría haber hecho un trabajo mucho mejor con los botones de volumen, bloqueo y cámara. La decisión de diseño de utilizar un plástico plateado en ellos les da una apariencia que desentona con la linea del iLium y, lo que es peor, plantea dudas sobre su calidad. Aunque nunca nos fallaron durante el tiempo que tuvimos el tablet en las manos, nos preguntamos si resistirán el uso continuado.
Además, el control de volumen no se comporta de forma intuitiva. Lo normal sería que, según como esté orientado el tablet, el volumen aumente con el botón de la derecha o arriba, y disminuya con el botón contrario, ubicado abajo o a la izquierda. El problema es que esto solo ocurre en dos de las cuatro posiciones posibles del tablet. En una de ellas, los botones quedan en la parte posterior del tablet, y en otra el logo de Lanix se lee al revés. Para completar el desorden, el monitor que aparece en pantalla tampoco cambia su orientación cuando se gira el iLium. Ese es un detalle que Lanix debería revisar.
Adicionalmente, el cargador también podría tener un diseño más intuitivo. Tuve que pedirle ayuda al Ingeniero Talentoso para poder ensamblarlo y conectarlo a la corriente. Esas cosas deberían ser a prueba de gente torpe, como yo.
Por dentro: un tablet que hace la tarea
Una vez ponemos a funcionar el tablet, encontramos una versión de Android 3.2 (Honeycomb) que funciona bien dentro de las limitaciones de Google para ofrecer una solución afortunada para las tabletas. La navegación no es fácil de entrada, pero tampoco es imposible. Tras pocos minutos de uso ya se sabe qué botones tocar para que el tablet haga lo que uno quiere que haga. En general, el ‘touchscreen’ responde bien a las órdenes y la navegación es rápida y eficiente, aunque tuvimos que sufrir uno que otro ‘lag’ de vez en cuando.
La pantalla de 10,1» es cómoda y permite una muy buena experiencia de consumo de contenidos. Brilla lo suficiente como para permitir sin problema leer ebooks y ver video en exteriores. La aplicación de Netflix funciona muy bien. De hecho, es gratificante: no se cuelga y sabe cómo aprovechar una conexión rápida a Wi-Fi. Esto, en conjunto con la conexión HDMI que tiene el iLium, ofrece posibilidades muy interesantes.
Los videos de YouTube, igual que los guardados en la memoria, también ‘corren’ sin ningún problema. Con sus 16 GB de almacenamiento interno y sus posibilidades de expansión, el iLium Pad podría convertirse en un buen centro de medios. Los juegos también funcionan bien, y en ellos la pantalla grande también se agradece. El procesador Nvidia Tegra, de 1 GHz y doble núcleo, permite una experiencia fluida y sin ‘lags’. En general, las ‘tripas’ parecen adecuadas para las tareas que se hacen en un tablet.
La navegación en Internet también es, en líneas generales, competente. El hecho de que reproduzca Flash es una ventaja para algunos usuarios, pero tampoco se puede decir que la experiencia sea igual a la de un computador personal. Hay tareas, como ver fotos en Facebook, con las que el navegador de Android simplemente no puede. Y eso puede ser frustrante.
La duración de la batería es otro punto a favor. Usándolo con frecuencia, solo tuvimos que cargarlo día de por medio (el problema, como ya dije, fue armar el cargador). Esa versatilidad le suma puntos.
Algunas observaciones finales antes del veredicto. Lanix no ha dicho nada sobre una posible actualización a Ice Cream Sandwich, lo que le quita puntos frente a los tablets de otras marcas. Además, el hecho que de que la posibilidad de conectividad 3G solo sea opcional también puede convertirse en una desventaja.
Su precio, según el distribuidor, es de 849.900 pesos; aunque hay almacenes de cadena que lo venden muy por encima de ese valor -algo que Lanix debe solucionar, pues de eso depende la competitividad del producto-. Es un valor un poco menor que el de otros productos con Android, pero si se le mira en comparación con un iPad 2 -que tras la salida del nuevo iPad bajó su precio- la decisión podría inclinarse en contra del iLium.