Es difícil ir sin prejuicio a ver una película como ‘Fifty Shades of Grey’. Más allá de los comentarios que han surgido a su alrededor, las parodias y los divertidos memes que muchos hemos visto en internet, no se puede negar lo que ha sido este fenómeno en el mundo del entretenimiento.
Ayer, por ejemplo, leía una noticia que decía que su primer fin de semana en cartelera fue el más taquillero para cualquier filme dirigido por una mujer en Estados Unidos.
La película dirigida por Sam Taylor-Johnson, se basa en la novela homónima de la autora británica E. L. James y ha sido un completo foco de atención para espectadores, medios de comunicación y la crítica en general. Descrita como un ‘Crepúsculo para adultas’ –pues incluso James reconoce que se inspiró en la saga adolescente de vampiros para su historia– se hace imposible no tener la atención en ‘Fifty Shades of Grey’ por estos días. Por eso, nos animamos a ir a verla y esta es nuestra evaluación:
Advertencia: Esta evaluación se basa exclusivamente en la película ‘Fifty Shades of Grey’. Compararla con el libro o decir cuál versión de la historia es mejor o peor, ni me corresponde, ni estaría en capacidad de hacerlo. Al menos no en este momento, pues no me he leído el libro.
La historia: de la risa al bostezo (nunca emoción)
Anastasia Steele (Dakota Johnson) es una joven de 21 años, estudiante de literatura inglesa, que debe ir a entrevistar al exitoso multimillonario Christian Grey (Jamie Dornan), de 27 años, para el periódico de su universidad. Su relación empezará a mutar rápidamente para mostrar en pantalla elementos de dominación y sumisión, escenas sexuales explícitas y la experimentación con juguetes sexuales para el sadomasoquismo.
Desde el primer encuentro entre los protagonistas, el espectador va a reconocer el tono que va a manejar la película y no podrá evitar sentir ganar de reírse. Cada escena es más ridícula que la anterior. En lugar de enfrentarse ante una escena ‘sexy’, lo que va a experimentar es una verdadera demostración de lo gracioso, todo esto gracias a las actuaciones mediocres y los diálogos absurdos que tenemos que soportar. Un ejemplo básico que lo resume todo:
Christian: Está detrás de esta puerta.
Ana: ¿Qué es?
Christian: Mi sala de juegos.
Ana: ¿Tu Xbox y esas cosas?
Los protagonistas son muy atractivos (físicamente hablando), lo que es un buen enganche para la cinta. Sin embargo, sus actuaciones son decepcionantes y no logran transmitir la química que supuestamente debería haber entre los dos. Cada conversación se hace más y más cómica, pero pronto pasamos de la risa al bostezo y el completo aburrimiento. Eso sí, Johnson es menos mala que Dornan.
La representación del erotismo
Desde ese momento en que Ana se muerde el labio o pone sobre su boca un lápiz de marca Grey, cualquiera puede darse cuenta de que lo erótico cae en el cliché y lo predecible. Todo es una sumatoria de obviedades: desde la fijación que tiene la película por los ascensores hasta diálogos con doble intención.
‘Fifty Shades of Grey’ muestra de manera trivial el clásico cuadro del hombre que no quiere enamorarse porque tuvo una infancia difícil, pero se encuentra con una mujer que quiere a toda costa ‘rescatarlo’, ‘cambiarlo’, ‘enamorarlo’. Christian, además, es todo y nada en la cinta: millonario, listo, pianista, piloto, pervertido, benefactor de la universidad de Ana… ¿Qué falta? Todo esto en medio de escenas sexuales que emocionan más bien poco.
La mayor parte del tiempo, la película se centra en el famoso contrato que Grey quiere que Ana firme para saber si está dispuesta a seguir sus reglas y que no haya complicaciones a futuro. Pero este elemento desencadenador de la ‘acción’ es tan tonto y obvio como todo lo que gira alrededor de él: “El propósito fundamental de este contrato es permitir que la Sumisa explore su sensualidad y sus límites de forma segura, con el debido respeto y miramiento por sus necesidades, sus límites y su bienestar” (cita real).
Nada sorprende: esa relación ‘amo’-‘sumisa’, termina siendo una verdadera pesadilla para el espectador. Y no es que el erotismo no se pueda representar en pantalla. Para mí un ejemplo inteligente, reciente y bien hecho es el de ‘La Vie D’Adele’, e incluso la controversial ‘Nymphomaniac’ –pero esa es ‘harina de otro costal’–.
Un soundtrack para aplaudir
De vez en cuando, en ese momento en que parecía que estaba a punto de desistir, sonaba una canción increíble en alguna de esas escenas sosas y aburridas. Entonces el panorama era un poquito diferente. Con una banda sonora que incluye artistas como Beyoncé, The Rolling Stones, The Weeknd, Annie Lennox (quien hace el cóver perfecto de ‘I Put a Spell On You’, clásico de finales de los cincuenta), Jessie Ware, Sia o Frank Sinatra, esta selección de canciones fue una decisión inteligente, llamativa y acertada. Estos artistas ambientan a la perfección cada una de las escenas.
Pocas películas logran que prácticamente toda su banda sonora sea maravillosa, ‘Fifty Shades’ es una de ellas. La última vez que vi un soundtrack tan bueno fue en ‘Guardians of the Galaxy’. Bueno: no todo podía ser negativo en la cinta de Taylor Johnson.
Conclusión
Esta especie de versión pervertida de ‘La Cenicienta’ no logra ser atractiva ni mucho menos te va a cambiar la vida. Soportar las dos horas y cinco minutos sin mirar el celular es imposible. Llega un punto en el que se hace intolerable tener que seguir viendo las malas actuaciones y la historia predecible. En definitiva, es una mala película.
Sus diálogos están tan mal hechos que solo queda la risa o el completo aburrimiento, y sus escenas calientes, que supuestamente deberían dejarnos boquiabiertos, no lo logran para nada: el sexo es menos fuerte de lo que todos creen. No recomiendo ir a verla en una sala de cine, pero seguramente habrá quienes no quieran dejar pasar la curiosidad sobre por qué tanto alboroto.
El final de la película es tan abrupto, que no se sabe si fue planeado así o si es porque la cinta quiere postergar esa sensación de insatisfacción constante que vivimos los espectadores al verla. Quizá está esperando que nos den ganas de ver su anunciada secuela. Pero allí te equivocas, ‘Fifty Shades of Grey’.
Imágenes: Fifty Shades of Grey (vía Facebook).