En Colombia, el Ku Klux Klan es uno de esos elementos que conocemos de la cultura estadounidense, pero parecen tan lejanos como el país del que proviene. En especial, considerando que las películas modernas en rara ocasión mencionan o muestran al grupo racista, a menos de que la temática central de la historia lo requiera (como por ejemplo en ‘Django’). Esto puede ser por la impresión de que se trata de unos de esos fantasmas desagradables de la historia que Estados Unidos no desea recordar.
Ese cadáver vergonzoso fue sacado de su tumba en 2018 con ‘El infiltrado del KKKlan’ (‘BlacKkKlansman’ en inglés), del director Spike Lee. La película está ubicada en el año de 1979 y tiene como protagonista a Ron Stallworth (John David Washington). Recién contratado como el primer oficial afroamericano en el departamento de policía de Colorado Springs, decide infiltrarse dentro del Ku Klux Klan. Mientras que él busca ganarse la confianza de sus líderes por teléfono, Flip Zimmerman (Adam Driver) deberá hacerse pasar por él en las reuniones con los otros miembros.
‘El infiltrado del KKKlan’ es una comedia negra, de la que por momentos es difícil reírse dado lo pertinentes de algunas de sus bromas. Además de presentar una historia sobre el racismo y la discriminación en los años 80, la película tiene las agallas de no ceder un solo espacio para ser correcta políticamente. Sus imágenes y diálogos están hechos para hablar de la lucha por los derechos sociales y la mentalidad enferma del clan. Incluso si su mayor mérito para estar en los Óscar es ser una denuncia en el momento adecuado, consigue más que solo ser una película biográfica del montón.
Humor negro, crudo y real
La película de Lee se puede definir como una comedia negra, en la que el mejor chiste está en el drama de sus protagonistas. La cinta, sin tapujos, busca que los momentos de risa provengan del increíble y absurdo pensamiento del Klan. Pero esto no significa que la película represente a los racistas de una manera que los caricaturice. En vez de eso, busca que el humor se encuentre en las creencias y fe ciega con la que estos hombres veían a los afroamericanos y los judíos. Así, consigue crear imágenes que resultan cómicas, únicamente por lo ilógico de todo el asunto (como un grupo de meseros de color atendiendo una reunión del Klan).
Te puede interesar: Evaluación ‘Roma’
Pero el humor no solo está ubicado en el pasado. De hecho, algunos de sus comentarios más contundentes se consiguen al realizar alguna referencia o paralelo al presente (como un mandatario racista en la sala oval). Estos momentos tienen potencia, porque en las voces de estos protagonistas suena como una de esas profecías que ahora podemos atestiguar.
Quizás por esto, por momentos puede ser difícil reír con ‘El infiltrado del KKKlan’. Es difícil encontrar la gracia o reír, cuando la ignorancia y crueldad que presenta son reales. Su humor negro está tan pegado a la realidad (pasado y actual) que no se siente como si el director esté provocando risa, sino retando al espectador a que sonría, ignorando lo cercano al mundo de ahora que está el chiste.
‘El infiltrado del KKKlan’: un tratado sobre el racismo
Es probable que algunos de los espectadores de ‘El infiltrado del KKKlan’ se sientan desconectados con la historia que ofrece. Después de todo, la película a menudo hace referencia a películas y personajes que son bien conocidos para los norteamericanos (o al menos los que hicieron su tarea de derechos civiles por fuera de Fox News). Pero en Colombia, muchas de estas referencias pueden perderse, cuando la lucha por los derechos civiles no se vivió de la misma forma.
Pero por esto es que ‘El infiltrado del KKKlan’ puede servir como una lección de historia dolorosa. La cinta no solo es una denuncia al racismo, sino que también ofrece ciertos momentos más humanos en los que aborda la segregación de diferentes maneras. Puede ser a través de una charla sobre las películas con afroamericanos como estrellas o una representación del Klan viendo en una reunión ‘The Birth of a Nation’ (una película de 1915 que muestra a un grupo de miembros del KKK cazando a personas de color, representadas como salvajes, brutos, delincuentes y violadores).
Esta es una de las lecciones de ‘El infiltrado del KKKlan’. La larga lista de elementos en la cultura del racismo. Para aquellos menos empapados con el tema, es una apertura de ojos para entender que los años de odio y resentimiento son algo más que alguien llamando a otro ‘nigga’. Para aquellos que tienen una idea de las cicatrices en esta comunidad resulta casi tan fascinante como un documental.
Porque hay que recordar que esta cinta no es ficción. Por el contrario, y como dice su slogan, “está basada en una loca, indignante e increíble historia verdadera”.
La fotografía de la discriminación social
No todas las lecciones sobre racismo se dan en ‘El infiltrado del KKKlan’ a través de diálogos o historia. Algunas de las más pertinentes las entrega su director a través de las imágenes y fotografía. De hecho, uno de los logros que se deben reconocer al filme es su capacidad de captar en lente el mundo de los afroamericanos indignados y de los supremacistas blancos creyendo poseer la verdad sobre las razas.
Te puede interesar: Evaluación ‘Creed II – Defendiendo el Legado’
Hay momentos que consiguen hablar a través de métodos diferentes. Por ejemplo, hay una secuencia potente en la que se muestran primeros planos de asistentes afroamericanos escuchando una conferencia sobre derechos civiles. Las palabras del discurso (que ya de por si tienen un impacto fuerte) solo se ven impulsadas por la forma en la que Lee presenta a estos rostros escuchando a alguien decir que son hermosos, que son iguales, que no merecen ser tachados como inferiores.
Hay varios experimentos de este tipo en ‘El infiltrado del KKKlan’. Momentos que buscan tomar una instantánea a esa época de contrastes. De racismo y esperanza, de odio y aceptación. De fe en un mejor mañana, incluso si la cinta no concede el placer de la esperanza al espectador.
Una elección política de la Academia
Para muchos debe ser clara la intención de la Academia al incluir este filme entre los nominados a mejor película en los Óscar 2019. Se trata de espaldarazo a la mitad de Estados Unidos que ha denunciado a un gobierno por leyes o comentarios que rayan en lo xenófobo y racista. Está también presente en una serie de eventos que han demostrado el resurgimiento público de grupos supremacistas blancos, en medio de un debate por la eliminación de monumentos confederales de la Guerra Civil Norteamericana. En pocas palabras, es un dedo del medio dirigido a Donald Trump y los republicanos.
Esto no quiere decir que la película no tenga los méritos para ser nominada como mejor cinta. Su actuación, dirección y fotografía son de primer nivel. Pero es claro que el principal motivo por el que superó a otros filmes es porque su mensaje resulta relevante y la nominación solo busca que llegue a más ojos. ‘El infiltrado del KKKlan’ es una cinta elegida para incrementar la discusión, indignar y generar conciencia. Su director tampoco es muy sutil con esta intención, con un epilogo que de manera potente grita lo siguiente:
“El Ku Klux Klan no es cosa del pasado. Está vivo y en 2018 marcha por las calles de nuestro país”.
Imágenes: Focus Features.
Add comment