El año pasado, con ‘Maléfica’, Disney logró transformar uno de sus clásicos en una interesante historia visto desde un punto de vista más adulto y que permitía involucrarse con la protagonista de forma más natural. Parece que los errores de entonces fueron tomados en cuenta para llevar una fórmula similar a otro de sus clásicos: ‘Cenicienta’.
El remake de la historia tiene la misma trama que la animación en 1950. Sin embargo, la versión de 2015 se narra con un toque mucho más real y humano, donde la fantasía pasa como una decoración ante el potencial narrativo que presenta.
Bibbidi bobbidi boo
‘Cenicienta’ cuenta la historia de una joven que es denigrada por su madrastra y hermanastras tras la muerte de sus padres. Sin embargo, la damisela busca la forma de enfrentar su situación y seguir sus principios como persona. Conoce un príncipe en el proceso y luego todos viven felices comiendo perdices. Lo más interesante de esta entrega ocurre en los primeros dos arcos de la película, antes de que Cenicienta conozca a su Hada Madrina.
El primer arco tiene el rol de presentar los personajes. En la versión de 1950 esta introducción se resuelve en los primeros 50 segundos de película. En la nueva entrega, se utiliza media hora para mostrar a Cenicienta, su relación con su mamá, el momento clave que determina el carácter de la protagonista a través de la película, la muerte de su madre, la transformación de su padre, la muerte del mismo y la relación que Cenicienta tendrá con su madrastra y hermanastras. Toda esta información logra que uno no vea a Cenicienta como una princesa más, sino que ayuda a que el espectador se relacione con ella, sienta el dolor de la pérdida y entienda el conflicto con su madrastra.
El segundo arco se centra en desarrollar la humillación de Cenicienta. La madrastra agarra un rol muy protagónico, estableciendo varios golpes que transforman la forma de ser de Cenicienta. Se muestra cómo pasa de ser la hija del dueño a una sirvienta más de la casa. Y se da un giro importante a la historia de 1950, Cenicienta se conoce con el príncipe antes del baile real y generan una relación fundamentada. Aunque sigue siendo amor a primera vista, esta relación se trata de una forma menos fantasiosa que la típica película de princesas.
Después de estos dos arcos, llega el momento del baile real en dónde se ven los momentos claves para ir cerrando la historia: a Cenicienta le dañan el vestido, llega la Hada Madrina y le soluciona la vida, le da los zapatos de cristal y sigue todo lo que ya se conoce.
Lo importante es que la trama principal no depende de la fantasía irreal y la película se disfruta por su trama y no por el colorido y la magia visual. Los personajes son tratados de manera más humana, con un origen en su forma de ser, con propósitos y con acciones que hacen sentir la historia mucho más cercana a la realidad.
Por el lado técnico, la relación de fotografía y arte fue impecable. La película maneja muy bien los tonos fríos para sumergirnos en los momentos difíciles de Cenicienta y los tonos cálidos dan una sensación familiar y acogedora. La vestimenta de tonos pasteles siempre lograba resaltar los personajes entre los demás elementos. Y la caracterización de época muestra esa onda Disney donde todo es hermoso.
La música es un elemento que siempre acompaña la película, aunque no me gusta como se utiliza para resaltar el sentimiento de la escena; es muy Disney poner música alegre para los momentos felices y música dramática para los momentos más oscuros.
A quien le quepa el zapato
‘Cenicienta’ tiene dos personajes sobresalientes: Cenicienta y la Madrastra. De ahí en adelante los demás actores hacen el ejercicio de aparecer para mover la historia y, aunque tienen su momento, no sobresalen mucho en la película. Helena Bonham Carter tiene el momento más destacado de estos personajes secundarios y sobresale solo porque ella tiene clarísimo como robarse la mirada del espectador.
Comenzando con el rol más destacado, Cate Blanchett interpreta la madrastra de Cenicienta. Juega muy bien generando una actitud falsa a través de su forma de hablar, sus miradas que menosprecian y su movimiento corporal que la muestra como una serpiente manipuladora que hará hasta lo imposible por cumplir su cometido. En el momento que van a ir al baile fue gracioso ver cómo las cuatro personas que estábamos en la última función del día dijimos “¡maldita!”, cuando ella rompe el vestido de Cenicienta… definitivamente una gran actuación.
Lily James interpreta a Cenicienta, y al principio me costó saber si hacía un buen trabajo o no. Lo que caracteriza el personaje es ser siempre alegre, mantener la sonrisa, cosa que la actriz hizo muy bien. Pero fue impresionante cuando noté que tiene un tic durante toda la película, siempre que habla con su madrastra o que ocurre algo con sus hermanastras, James hacía una cara de disgusto leve, bajaba un poco la mirada y volvía con una sonrisa forzada. Este tic actoral es suficiente para mostrar que el personaje odia su convivencia y su situación. Este tic refuerza el momento en que ella se quiebra por completo y cuando se revela en contra del trato de su madrastra. También, una gran actuación.
¿Palomitas de maíz en combo o de microondas?
Esta es una película que podrán disfrutar igual viéndola en el cine o en la sala de su casa. Es una película agradable y la oportunidad de verla en pantalla grande ayuda a aislarse y meterse un poco más en la fantasía. Los niños y niñas disfrutaran mucho la entrega, pero los adultos también pueden compenetrarse con ella por la forma en que está tratada la historia para no alejarse tanto de la realidad.
Una película que disfrutarán niños y adultos.
Encontrarán unas actuaciones muy buenas y una imagen muy bien construida. La música se pasa un poco por momentos, pero igual se pueden acostumbrar a eso. Y la historia, sigue siendo chica conoce chico y viven felices para siempre, pero esta versión tiene un buen tono para ello.
Imagenes: Disney.