En el boom del contenido original de Netflix, uno de los puntos más fuertes de la plataforma son las series animadas. ‘Bojack Hoserman’, ‘(Des)Encanto’ o ‘Big Mouth’ han comprobado que hay un público adulto en búsqueda de este contenido. Pero, una de las apuestas más interesantes del servicio fue ‘Castlevania’.
Se trató de un show estilo anime que buscó inspiración en los juegos clásicos para adaptar la lucha con el vampiro Vlad Teppes. Con una animación espectacular y unas escenas de pelea sólidas y sangrientas, la primera temporada dejó con ganas de mucho más.
La segunda temporada de la serie empieza justo donde terminó la primera. Dracula sigue en su misión de erradicar a la humanidad. Mientras tanto, un grupo compuesto por Alucard (el hijo del vampiro), Trevor Belmont (el último miembro de una familia de cazadores de monstruos) y Sypha Belnades (un miembro de un grupo de nómadas) se preparan para su enfrentamiento con el rey de la noche en un intento de salvar a Wallachia de su locura.
‘Castlevania’ mantiene muchas de las cosas que la hicieron tan buena, pero falla en dar un golpe contundente que la haga ser más memorable. Cuenta con más episodios, pero no se siente que aproveche al máximo ese tiempo para mostrar lo mejor que tiene. Su ritmo es lento, lo que puede desalentar a algunos en búsqueda de más acción. Una animación fabulosa, buenas escenas de acción y una historia trágica ayudan a esta temporada, pero no la mantienen a flote lo suficiente para que no naufrague la mayor parte del tiempo en el aburrimiento.
Más capítulos, menos contenido
Una de las quejas que tuvimos con la temporada previa de ‘Castlevania’ fue que, con solo cuatro episodios, nos dejó con ganas de mucho más. Quizás haciendo caso, Netflix duplicó la cantidad de contenido en esta ocasión. A riesgo de sonar como el fan al que no le gusta nada, la sensación que da este aumento es que hay mucho menos contenido por el que terminar emocionado. No se siente que con el doble de tiempo ‘Castlevania’ consiga algo más de lo que logró la temporada pasada.
Una de las razones está en que esta nueva temporada es diabólicamente lenta. En la anterior se sentía que en cada capítulo había acción, algo ocurría o un nuevo elemento se presentaba para alentar a continuar la maratón. La reunión de los tres ‘héroes’ al final planteaba un enfrentamiento que ansiar. Sin embargo, ‘Castlevania’ llega a la mitad de sus nuevos episodios y no parece haber algún desarrollo enorme en la trama. Drácula sigue en su castillo, los héroes se siguen preparando y hay alguien planeando traiciones.
Tampoco hay un sentido verdadero de la urgencia que cree la tensión necesaria para el enfrentamiento final. No me malentiendan, los capítulos exploran elementos y se adentran en la personalidad de los héroes y villanos. Pero sin un progreso o elemento que cree ritmo, hay una lentitud que ahoga muchos de estos momentos, en especial cuando sus villanos y héroes no entran a la acción.
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Gore, demonios y animación
Dicho lo anterior, cuando ‘Castlevania’ decide que es hora de poner el pedal lo hace con fuerza. Las escenas de acción y pelea son escasas esta temporada, pero las pocas que hay demuestran lo mejor del show. Son combates dinámicos, rápidos y creativos que usan lo mejor de las habilidades de sus participantes para los mejores minutos de la serie animada.
Tampoco es necesario que sean combates de uno a uno. La serie mantiene su estilo gráfico con escenas de brutalidad, sangre, tripas y cabezas arrancadas de sus cuerpos. En estos momentos en los que ‘Castlevania’ se permite sorprender al público y mostrar lo letal de sus monstruos es cuando recupera algo del ritmo que su historia ha retrasado.
Por no olvidar los espacios y lugares que el anime reproduce. Es a través del castillo de Drácula, los pueblos desolados o las noches de rojo sangre que la serie a menudo construye el ambiente que se propone. Nunca consigue una escena tan impactante como el castigo de Teppes a la ciudad que asesinó a su esposa. De hecho (y aquí hay otro punto que molesta) también falla en entregar el apocalipsis de horrores que prometió.
Nuevos personajes que… ¿importan?
La primera temporada de ‘Castlevania’ estuvo centrada en el trio de héroes: Alucard (del que vimos tan solo un poco) Trevor Belmont y Sypha Belnades. Además de ellos, el espectador también tuvo una breve introducción a Teppes y conoció los motivos detrás de su venganza contra la humanidad. En esta nueva tanda de capítulos los fans conocerán a nuevos miembros de las filas de Dracula, que se integran a la historia.
En general, estos personajes se sienten como miembros extra cuya inclusión está ahí para hacer parte de unas historias secundarias sin mayor relevancia. Al principio, la aparición de estos lugartenientes plantea muchas posibilidades, pero pronto queda sepultada entre conversaciones y planes de conspiración que no pegan con lo que antes había propuesto ‘Castlevania’. Incluso cuando la serie dedica tiempo a explorar sus orígenes, pocas veces lo hace de manera satisfactoria.
Por otro lado, en lo que sí consigue triunfar es en explorar la dinámica entre el trío principal. El sarcasmo con el que se tratan Trevor y Alucard alivia los momentos más densos de la serie y entrega algunos buenos momentos de humor. Sypha sirve como un puente para ambos y consigue que el carácter reservado, sombrío y seco de los dos protagonistas brille de carisma.
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La locura de ‘Castlevania’
Al finalizar ‘Castlevania’ es posible que algunos queden con una sensación de desconcierto. Antes de hacer la maratón, había un entusiasmo sincero, pero después de verla se siente como si la espera y ansias superaran el producto final. Quizás la imaginación apuntó a una historia con más dientes de vampiro. Al igual que las cenizas de un monstruo cuando el sol se pone, cuando los créditos corren en el último capítulo no queda ninguna emoción fuerte que perdure en la memoria.
Hay una pérdida de potencial en la historia a la que apostó Netflix. ‘Castlevania’ tenía los recursos para ser una montaña rusa épica con subidas y bajadas. Batallas memorables y momentos de pérdida y emoción. Después de todo, se trataba de la cruzada contra uno de los monstruos más grandes de la literatura. En cambio, lo que entrega el servicio es un viaje con una subida muy lenta y una bajada en la que apenas si hay tiempo para disfrutar la adrenalina.
La segunda temporada de ‘Castlevania’, al parecer, cierra la posibilidad de alguna tercera parte de la serie. Es posible que la productora creyera (con razón) que no necesitaban más tiempo para contar la historia que quería. Se trató de un experimento con un formato que tiene mucho potencial (en especial si se pule mucho más la experiencia de la historia). En el mundo del anime (que es de donde el show tima gran parte de su inspiración) la creación de ambiente y mundo no son suficientes. Tampoco se puede depositar toda la fe en explorar la motivación o locura de los personajes. Hay que crear emociones. Si consiguen pulir este elemento y le suman la frenética y tétrica animación del show, es probable que tengan como resultado un monstruo a prueba de balas.
Imágenes: Netflix