El ‘Nobel de Economía’ fue para aportes tecnológicos y climáticos

Si bien el ‘Nobel de Economía’ no es realmente uno de los premios Nobel, tiene la misma importancia. Se trata realmente del Premio del Banco de Suecia en Ciencias económicas, en memoria de Alfred Nobel. De hecho, lo entrega la misma Academia Suecia de las Ciencias y se anuncia en su página web. Así que, aunque sea un poco erróneo, sigámosle diciendo ‘Nobel de Economía’.

El de este año fue otorgado a los estadounidenses William Nordhaus “por integrar el cambio climático en el análisis macroeconómico a largo plazo” y Paul Romer “por integrar las innovaciones tecnológicas en el análisis macroeconómico a largo plazo”, como se puede leer en la página de los Premios Nobel.

Nordhaus, de 77 años, y Romer, de 62 años, “han diseñado métodos para abordar algunas de las preguntas más básicas y apremiantes de nuestro tiempo acerca de cómo creamos un crecimiento económico sostenido y sostenible a largo plazo”, dice el texto en el sitio web de los Nobel.

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La economía no solo se trata de dinero. En el fondo, se ocupa de la gestión de recursos, la naturaleza se encarga de limitar esa gestión y nuestro conocimiento determina la forma en la que abordamos esos limitantes. Nardhaus y Romer han creado modelos que explican la manera en la que la economía interactúa con la naturaleza y el conocimiento.

Nuevas formas de entender la economía

Nardhaus, profesor de la Universidad de Yale, trabajó desde 1970 sobre la interacción entre la sociedad y la naturaleza. Así, elaboró el primer modelo de evaluación integrado, que describe cuantitativamente –integrando teorías y resultados empíricos de la física, la química y la economía– la interacción y coevolución global entre la economía y el clima.

Romer, que ha trabajado para el Banco Mundial y la Universidad de Stanford, demostró que el conocimiento es un motor de crecimiento económico a largo plazo. Las investigaciones macroeconómicas habían propuesto a la innovación tecnológica como el principal motor de crecimiento de la economía. Sin embargo, no había un modelo que definiera la manera en la que las decisiones económicas y las condiciones de mercado determinaban la creación de nuevas tecnologías.

En 1990 Romer publicó la solución a este problema: la teoría del crecimiento endógeno. Con ella, Romer demostró que las fuerzas económicas son las que determinan la disposición de las empresas para producir innovaciones. En esa teoría, Romer explica que las ideas son diferentes a otros bienes y requieren condiciones específicas para prosperar en un mercado.

Dos nuevas formas de entender y abordar la economía en tiempos modernos sin duda merecían un premio que, en definitiva, debería ser llamado de forma oficial, el ‘Nobel de Economía’; a la larga ya todo el mundo lo llama así.

Imágenes: Nobel Media 

Fernando Mejía

Fernando Mejía

Quise ser músico, cineasta, astronauta, científico y poeta, cuando supe que solo me alcanzaba para la última, me hice periodista en el Externado para al menos escribir de todo eso y no defraudar al niño que fui.

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