Antes de desechar los objetos electrónicos, piense en el planeta

"Estos vertederos de basura electrónica son como una enfermedad que se expande por todo el mundo".
«Estos vertederos de basura electrónica son como una enfermedad que se expande por todo el mundo».

Cuando Cosima Dannoritzer estaba en el colegio, su estufa se dañó. Su madre estaba furiosa porque no funcionaba, y decía constantemente “esto lo hacen a propósito”. A pesar de su descontento, su madre solicitó un servicio técnico para reparar el daño. Sin embargo, la persona encargada de solucionar este problema le dijo que las partes de la estufa no se podían conseguir en el mercado. Por esto, le sugirió que compraran una nueva.

Su madre siguió insistiendo en que las cosas se dañaban a propósito. Este episodio llevó a Cosima a preguntarse durante toda su vida si había un sistema detrás de la fabricación y los daños que sufren las cosas. Así llegó a indagar sobre la obsolescencia programada, un concepto que desarrolla en su documental ‘Comprar, tirar, comprar’ y que consiste en que muchas empresas reducen deliberadamente la vida de un producto para que los usuarios lo compren varias veces.

The Light Bulb Conspiracy (Trailer) from Hans Fleischer on Vimeo.

Además, según Cosima, el problema de la industria tecnológica es que todo el tiempo se está actualizando y cada año se estrenan modelos nuevos. Estas empresas venden la idea de que ese aparato es lo último y que, por esto, los consumidores debemos adquirirlo. No obstante, la diferencia entre los equipos antiguos y nuevos no suele ser mucha.

Las empresas reducen la vida de un producto para que los usuarios lo compren varias veces 

Durante la Guerra Fría, época en la que Alemania estaba dividida, Cosima vivió en la República Federal de Alemania (RFA) que estaba influenciada por el capitalismo de Estados Unidos. Sin embargo, al lado estaba la República Democrática Alemana (RDA), que era apoyada por el comunismo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Por esto, Cosima afirma que “siendo alemana crecí con un régimen al lado en el que los objetos tenían una larga vida de duración. Por esto, no es cierto que no pueden conservarse más, como sostienen muchas empresas en nuestro sistema”.

Cosima también señala que en la RDA, las empresas tenían una motivación política y económica cuando fabricaban objetos de larga duración porque había una escasez de materiales. Por esto, no se podían producir constantemente y por necesidad había que elaborarlos para toda la vida. Además, en esta parte del país había un sistema de intercambio de piezas que favorecía que las cosas se repararan fácilmente. La documentalista afirma que “mis amigos de Alemania Oriental saben reparar las cosas, mientras que yo no. Por esto, para mí este modelo económico fue una inspiración porque podíamos creer que las cosas podían ser diferentes”.

Su segundo documental, ‘La tragedia electrónica’, surge porque, debido a la obsolescencia programada, los usuarios deben comprar varias veces el mismo producto y botar a la basura los objetos que se vuelven obsoletos e inútiles. Debido a esto, se producen grandes cantidades de residuos electrónicos de bombillos, computadores, tabletas o celulares, entre muchos otros objetos. Esta basura se genera especialmente en mercados desarrollados como Estados Unidos y Europa. Y aunque allí hay plantas de tratamiento en las que es posible reciclarlos, resulta más barato exportarlos a las naciones en vía de desarrollo como India, Ghana o algunos países en Latinoamérica, como Bolivia.

LA TRAGEDIA ELECTRÓNICA – secuencia inicial from Media 3.14 on Vimeo.

“Estos vertederos de basura electrónica son como una enfermedad que se expande por todo el mundo. En Latinoamérica, muchos creían que esto era un problema de África, China o Asia, pero he escuchado algunos casos. Por ejemplo, una empresa de reciclaje en España iba a enviar unos computadores a Bolivia, argumentando que en este país las personas no tenían dinero. Cuando llegaron las cajas solo había un computador que servía, y de resto, había partes viejas con las que no se podía hacer nada. Y el problema es que estos países no pueden devolver estos pedazos de chatarra porque les resulta muy costoso y tampoco cuentan con plantas de reciclaje”.

Además, según la documentalista, no todos los países de la región tienen leyes que prohíban la exportación de basura electrónica. “En Colombia, sí hay una ley de residuos (Ley 1672 del 19 de julio de 2013) y el fabricante tiene una responsabilidad frente a éstos”. Por eso, algunas empresas tecnológicas están obligadas a recoger estos desechos y disponer de ellos adecuadamente.

Para Cosima, la solución a este problema radica en que los países cumplan leyes internacionales como el Convenio de Basilea, que prohíbe la exportación de basura electrónica. Además, en todas las naciones hay que establecer legislaciones nacionales que obstaculicen la recepción de los residuos.

«Antes de tirar algo es importante preguntarse si no funciona más«

Con respecto a las empresas, Cosima sugiere que no deberían fabricar productos con tantas sustancias tóxicas. Además, afirma que “hay que diseñar de tal forma que el objeto se logre reparar fácilmente. El problema es que ahora es muy difícil separar las partes de los aparatos y resulta bastante caro comprarlas para poder arreglarlos cuando se produce un daño”.

Igualmente, Les pide a los periodistas que informen sobre este problema de forma detallada e interesante, para que los usuarios se enteren de los elementos tóxicos que componen a los equipos electrónicos y no los arrojen a la basura cada vez que sale un modelo nuevo.

¿Qué puede hacer la gente del común? “Yo siempre le digo a la gente que antes de tirar algo es importante preguntarse, ¿no funciona más? ¿Puedo arreglarlo? ¿Puedo alargar su duración? Es cierto que la gente necesita comprar un aparato nuevo, pero podría regalar el antiguo a otra persona”.

Esto no solo se trata de predicar; también de aplicar. Por eso, ella solo trata de comprar objetos solamente cuando están completamente rotos y no se pueden reparar. Por ejemplo, antes de tener su celular actual, que tiene más de diez años de uso y que unos amigos le dieron, usaba un móvil que tuvo por 13 años. En lugar de comprar otro computador, le puso una batería nueva y se arregló. Así mismo, intenta comprar ropa de segunda mano.

Imagen: Marc Martínez Sarrado / Media 3.14 y Media Basel Network (cortesía). 

 

Ximena Arias

Ximena Arias

Desde pequeña, el diario El Tiempo llegaba a mi casa. Siempre sentí una curiosidad enorme por ese pliego de papel que mis tías, mi mamá y mi abuela, especialmente ella, leían apasionadamente. Luego, me atreví a crear un periódico llamado “El grito” en el Colegio Cardenal Pacelli, institución en la que finalicé mis estudios de bachillerato. Así, comenzó mi gran pasión por el periodismo y los medios de comunicación. Intenté estudiar ciencias políticas, pero creí que el tiempo no me alcanzaba para tanto. Sin embargo, continúo amando este tema tan polémico. Ahora en enter.co quiero investigar sobre las consecuencias políticas y sociales de la tecnología. También, desde pequeña, crecí con las palabras de mi abuela quien decía que había estudiado sociología para saber las razones de la pobreza y la desigualdad en Colombia. Por esto, bajo su influencia, decidí estudiar la misma carrera en la Universidad del Rosario. Aún en proceso de grado.

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2 comments

  • Excelente que saquen un artículo sobre la obsolescencia programada, le di tanto palo al tema en el artículo de Windows 10 que tal vez leyeron y se interesaron por el tema.

  • Excelente que saquen un artículo sobre la obsolescencia programada, le di tanto palo al tema en el artículo de Windows 10 que tal vez leyeron y se interesaron por el tema.

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